El 20 de abril de 2014 nació en el mundo virtual de la internet La Conjura, un programa de análisis sociopolítico diseñado para establecer una efectiva interlocución entre quienes están interesados en el acontecer del México moderno, del decurso político en la entidad veracruzana y de las vicisitudes del universo municipal. El fundamento ideológico que dio vida a este programa encuentra raíz en el convencimiento de una necesaria participación ciudadana en los asuntos públicos con el propósito de arrebatarle ese monopolio a una clase política que, aprovechándose del abstencionismo social en los menesteres de la cosa pública, abusa de esa condición con fruición patrimonialista, no sin antes divorciarse de la sociedad que le otorgó sustento y confianza. El término La Conjura significa eso y más, porque lleva inherente la esperanza de encontrarle a la política su verdadero sentido de acción, del hombre con poder en busca del bienestar social, aunque, por experiencia histórica, hemos podido comprobar que la clase política en México, indistintamente del partido en que milita (PRI, PAN, MC, MORENA, VERDE, PT, privilegia sus intereses de grupo sobre los de la nación mexicana.
En torno de ese esquema motivacional La Conjura inició sus presentaciones hebdomadarias con la participación del doctor Carlos Luna Escudero, Juan Vergel Pacheco y Alfredo Bielma Villanueva, en ese entonces el gobierno de Peña Nieto cursaba por su segundo año de ejercicio, ya se había firmado el Pacto por México entre el PRI y partidos de oposición, con la objeción manifiesta de López Obrador; el primer mandatario ya se había tomado fotografía con gobernadores de su partido, que resultó emblemática de su gobierno porque gran número de esos mandatarios estatales terminaron en presidio. La Casa Blanca estaba a punto de aparecer. Por cuanto hace a la entidad veracruzana, el gobierno de Duarte de Ochoa arrancaba el primer trimestre de su cuarto año de gobierno, que ya comenzaba a crujir a causa de los desmanes de un equipo de colaboradores integrado por jóvenes con profunda vocación patrimonialista, voraces e ineptos en el manejo de la cosa pública. Es la generación perdida. El tema central en ese entonces eran los Juegos Panamericanos, pesimamente organizados y con una larga estela de desviaciones presupuestales. Ya se acercaba la sucesión y Duarte presumía su supuesta cercanía con el presidente Peña Nieto, deslizando a la vez la suposición de que le dejaría el encargo de “destapar” a su sucesor”, de lo cual Alberto Silva Ramos hacía gala. En La Conjura se entrevistó a personajes como Javier Corral, entonces senador de la república en busca de la candidatura del gobierno de Chihuahua; Juan Bueno Torio, había renunciado al PAN y se declaró candidato independiente al gobierno estatal; José Yunes Zorrilla, actor político por todos conocido; Cuitláhuac García, aspiraba a ser candidato a diputado federal, Daniela Griego, en carácter de activista; Ricardo Ahued ya exalcalde; Alberto Sosa, expresidente del Tribunal Superior de Justicia; Eduardo Thomae Domínguez, exsenador; Arturo Nájera, exdiputado federal; Francisco Berlín Valenzuela, exsecretario de gobierno; Dionisio Pérez Jácome, ex de mucha función pública; Agustín Mantilla y Donato Flores; Armando Méndez de la Luz; y muchos más de todo un elenco de actores políticos cuya huella es notable en nuestra evolución política estatal. Por ese ya largo recorrido, La Conjura, que el lunes 12 del mes en curso celebró sus primeras 500 presentaciones, se constituye en un documento de contenido político muy útil para quien se interese en conocer parte del México de los últimos años y de la experiencia veracruzana de 11 años a la fecha. Por razones laborales, Juan Vergel dejó de aportar su experiencia en La Conjura, pero se han incorporado al programa en positiva sucesión analistas de reconocido nivel y no menor rango. En la actualidad, además de Carlos Luna Escudero y de Alfredo Bielma Villanueva, nutren este programa personajes de innegables luces y experiencia política y académica: Antonio Nemi, Martín Quitano y Antonio Lagunes, ampliamente conocidos por su talento y conocimiento, su aporte enriquece a La Conjura, que va por los 500 y más, en hora buena.
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