Una nueva ley electoral en México, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum y alineada con propuestas previas de AMLO, buscaría reducir el financiamiento público a partidos (de unos 8 mil millones de pesos anuales), eliminar o reformar legisladores plurinominales para bajar de 500 a 300 diputados, introducir voto digital y también elegir consejeros del INE por voto popular, además de crear un INEC en lugar del INE actual, se identifica como una elección muy complicada tanto para los ciudadanos como también para el Instituto Electoral Federal.
Las características principales con la cual intenta el gobierno federal justificarla lo es la reducción de costos: menos gasto en elecciones y órganos electorales mediante legislación única federal-estatal y optimización logística. Una de sus justificaciones estriba en una mayor participación ciudadana: Con voto digital (como en Venezuela), integrando en una sola elección consultas populares empatadas con elecciones intermedias para renovar la cámara de diputados federal y en la misma hacer la revocación de mandato en 2027 junto a diputados federales, gobernadores, alcaldes, congresos locales y jueces (más de 6,500 cargos).
La elección para gobernador sería en 12 estados son gobernados por Morena: Sonora, Baja California, Baja California Sur, Colima, Nayarit, Sinaloa, Michoacán, Zacatecas, Campeche, Guerrero, Quintana Roo y Tlaxcala; 3 por el PAN: Aguascalientes, Querétaro y Chihuahua; 1 por Movimiento Ciudadano: Nuevo León; 1 por el Partido Verde: San Luis Potosí.
Uno de los aspectos que intenta vender la nueva reforma y que se tiene interés modificar por el gobierno actual lo es la representación vinculada, para lo cual pretenden desarrollar nuevas fórmulas para plurinominales con mayor contacto ciudadano, paridad de género y fin al “nepotismo electoral”.
Las implicaciones en materia de avance democrático podría fortalecer la democracia directa al elevar participación (ante bajas como el 10% en elección judicial 2025) y transparentar recursos, posicionando la revocación como ratificación popular para la presidenta. Sin embargo, arriesga una mayor concentración de poder: la boleta con la imagen de la presidenta Claudia Sheinbaum actuaría como “motor electoral” para Morena, distorsionando votos en otros cargos y convirtiendo la revocación en plebiscito de aprobación (más del 70% actual).
Las complicaciones operativas en 2027 sería la operación de una “monstruosa” elección simultánea, misma que generaría caos logístico: boletas múltiples con reglas distintas (revocación vs. cargos electivos), sobrecarga al INE (computo diferenciado, capacitación masiva) y alto riesgo de irregularidades interpretadas como fraude. Políticamente, distraería electores, permitiría intromisión presidencial en intermedias y generaría tensiones internas en Morena por recortes a aliados. La oposición (PAN, PRI, MC) lo ve como retroceso, diluyendo contrapesos y homogenizando el Congreso.
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*Maestro en comunicación por la Universidad Iberoamericana, de la cual formó parte del cuerpo académico de la Licenciatura en comunicación, así como de la Universidad Anáhuac, campús norte de CDMX.
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