Washington D.C., 19 de diciembre de 2024 – En las últimas 24 horas se ha desatado una controversia significativa entre la Cámara de Representantes de EE.UU. y Elon Musk, el multimillonario propietario de varias empresas tecnológicas, incluyendo X Corp., anteriormente conocida como Twitter.
La polémica surgió a raíz de un proyecto de ley provisional de financiación que busca evitar el cierre del gobierno federal. El presidente electo Donald Trump, junto con Musk, han expresado su oposición a este proyecto. Musk, reconocido por su influencia en las redes sociales y su cercanía con Trump, ha utilizado su plataforma X para presionar a los republicanos de la Cámara a rechazar la ley, lo que ha provocado un debate acalorado y ha puesto a la administración federal al borde de un cierre gubernamental.
Presión desde redes sociales
Elon Musk utilizó su perfil de X para criticar públicamente el proyecto de ley de financiamiento temporal del gobierno y lo tildó de “criminal”. También afirmó que los legisladores que apoyaran el acuerdo merecerían dejar sus cargos dentro de dos años.
“Este proyecto de ley no debería aprobarse”, publicó Musk en la mañana de este miércoles, en respuesta a una publicación de Vivek Ramaswamy, su colíder en el grupo asesor del presidente electo Donald Trump bautizado como Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés).
“¿Alguna vez han visto un trozo de basura más grande?”, se preguntó Musk junto a una foto de una copia impresa del proyecto de ley, conocido como una resolución continua.
El proyecto de ley, de 1.500 páginas, ha sido defendido por el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, pero no ha logrado convencer a una parte significativa de su propio partido. La financiación del gobierno federal es crucial para asegurar pagos a la Seguridad Social y los salarios de las fuerzas armadas, entre otras partidas esenciales. La oposición de Musk y Trump se basa en la creencia de que el proyecto permite un gasto excesivo y no aborda adecuadamente la deuda federal.
Y es que la batalla pública de hoy representa una prueba temprana del poder político de Musk y Ramaswamy, quienes, desde DOGE, buscan recortar el gasto del Gobierno, incluyendo al menos US$ 2 billones en programas federales.
El impacto de Musk en esta situación se ha sentido particularmente fuerte debido a su posición como uno de los mayores donantes de la campaña de Trump y su capacidad para influir en la opinión pública a través de X. Un post de Musk aprobando el cierre del gobierno hasta la toma de posesión de Trump el 20 de enero con un simple “SÍ” en mayúsculas ha inflamado aún más el debate, recibiendo críticas de figuras como el representante demócrata Don Beyer, quien describió la acción como “una locura” considerando las implicaciones para los trabajadores federales y las fuerzas armadas durante las festividades navideñas.
Otras figuras relevantes dentro del partido demócrata, como el senador por Vermont, Bernie Sanders, ha sido muy vocal en rechazar la influencia de Musk y posteó en su cuenta de X que “los billonarios no deberían dirigir el gobierno”. Lo curioso es que la furia de los izquierdistas sólo parece manifestarse cuando afectan sus intereses, ya que no se les ha visto mostrar rechazo público a la influencia de George Soros y su familia, quienes durante años han hecho exorbitantes donaciones al partido demócrata, especialmente a fiscales generales que sean suaves con el crimen, por lo que se exhiben sus dobles estándares.
Ahora se presume se tendrá que trabajar a marchas forzadas para cocinar una nueva ley en tiempo récord y evitar el paro del gobierno federal, lo cual parece poco probable.
Con información de X.
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