Hasta los enemigos más recalcitrantes de la 4T reconocen el acierto de Claudia Sheinbaum al designar a Omar García Harfuch primero, como jefe de la policía capitalina cuando fue jefa de gobierno. Y ya como presidenta, como titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
Sabedora de que lo que necesita la CDMX desde hace años es seguridad, Claudia lo propuso como candidato a sucederla en el cargo contra la voluntad del propio Omar, al que nunca le agradó ser jefe de gobierno. López Obrador dejó que compitiera, pero respingó cuando el joven policía ganó la elección interna y no lo dejó llegar.
Tiempo le sobrará al tabasqueño (por lo que pueda venir en el futuro) para arrepentirse de haberle dicho a Claudia “ora pues, va tu candidato”, cuando ésta le propuso a Omar para la titularidad de la SSPC.
Andrés Manuel comenzó a detestar a Omar porque como jefe de la policía capitalina, encabezó una cacería contra las bandas criminales que traían asolados y asoleados a los chilangos y llevó a prisión a sus cabecillas. Y una forma de mostrarle su aversión fue que nunca tuvo tiempo de visitarlo en el hospital donde convalecía, tras un atentado que sufrió y que casi le cuesta la vida.
Como titular de la SSPC, García Harfuch llegó muy acotado, pero eso no fue impedimento para realizar su trabajo y en colaboración con el titular de la Sedena, Ricardo Trevilla; de Marina, Raymundo Morales y del Fiscal Alejandro Gertz, desmanteló más de mil 500 laboratorios clandestinos donde se producía fentanilo, llevó a prisión a 34 mil generadores de violencia, incautó miles de toneladas de droga y 200 mil armas.
Omar fue más allá al traer de Paraguay a Hernán Bermúdez Requena, secretario de Seguridad Pública y al mismo tiempo líder de la organización criminal La Barredora cuando Adán Augusto López fue gobernador de Tabasco.
Y fue mucho más lejos al desmantelar la multimillonaria red de huachicol fiscal que operó en tiempos de Andrés Manuel; que estaba capitaneada por dos sobrinos de su secretario de Marina, Rafael Ojeda Duran y en la que participaban decenas de mandos navales así como políticos, empresarios y (ups) al parecer hasta un hijo del expresidente.
Resultado; hoy Andrés Manuel odia a Omar con toda su alma.
Su cambio de estrategia para combatir la violencia ya se empieza a notar en algunas zonas del país, no así en Veracruz donde la seguridad sigue mal y de malas.
Nuestra entidad cerró este lunes una jornada sangrienta que sumó ocho homicidios dolosos en tan solo 24 horas y fue el estado más violento de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Destacó el asesinato en el municipio de Espinal de una familia compuesta por una madre, una hija y un yerno. A ellas las mataron a balazos, a él también pero además lo decapitaron e incendiaron la casa donde vivían.
Antes de tomar posesión como gobernadora, Rocío Nahle habló del problema de inseguridad con García Harfuch quien como primeras providencias le prometió todo su apoyo y le sugirió al contraalmirante Alfonso Reyes Garcés como titular de la Secretaría de Seguridad Pública. Pero don Alfonso ha fallado de manera estrepitosa y quizá ese ha sido el primer error de Omar. Veracruz sigue a expensas de los criminales como lo confirma la masacre de Espinal.
Quienes lo conocen dicen que Omar sabe reconocer sus errores y los corrige.
Ojalá corrija pronto el que cometió en Veracruz porque como dicen en mi pueblo: esto urge.
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