Ciudad de México. – Una sesión de la Comisión Permanente del Senado de la República se convirtió en escenario de un enfrentamiento físico y verbal entre el senador y líder nacional del PRI, Alejandro Moreno, y el senador de Morena, Gerardo Fernández Noroña, intensificando las tensiones políticas en el país.
Durante la sesión, que se llevó a cabo como parte del segundo receso del primer año de ejercicio de la LXVI Legislatura, Moreno exigió la palabra a Noroña, quien en ese momento presidía la sesión. La demanda desencadenó un altercado y empujones entre ambos en el que Noroña acusó a Moreno de agresión física, mientras que el priista replicó con fuertes críticas. En sus redes sociales, Noroña denunció el incidente, describiendo a los miembros del PRI como “montoneros” y afirmando que fue víctima de un acto de violencia.
Hay que recordar que recientemente, Moreno había arremetido contra Noroña por su estilo de vida, cuestionando la propiedad de una casa valorada en 12 millones de pesos en Tepoztlán y señalando nexos con el presidente venezolano Nicolás Maduro y el exsecretario de Energía, Manuel Bartlett. Estas acusaciones han sido respondidas por Noroña con igual vehemencia, defendiendo su integridad y atacando las políticas y alianzas del PRI.
La confrontación ocurre en un contexto de polarización política agravada tras las elecciones de 2025, donde Morena mantiene una mayoría en ambas cámaras del Congreso y la mayoría de las gubernaturas, consolidando su dominio en la escena nacional. Sin embargo, las críticas de la oposición, lideradas por figuras como Moreno, han centrado su discurso en la corrupción y la supuesta infiltración del crimen organizado en el gobierno de Morena.
La oposición ha aprovechado momentos como este para denunciar lo que perciben como un deterioro en el respeto institucional, mientras que Morena, a través de figuras como Noroña, ha respondido acusando a sus detractores de usar tácticas de distracción para desviar la atención de sus propias controversias.
Ante este clima de confrontación, analistas políticos advierten que la estabilidad del proceso legislativo podría verse comprometida si no se logran mecanismos de diálogo efectivos. Mientras tanto, la ciudadanía observa con preocupación cómo los enfrentamientos personales entre líderes políticos podrían impactar la gobernabilidad del país en un momento crucial para su desarrollo.
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