La campaña que han desatado algunos interesados en contra del secretario de Gobierno Ricardo Ahued Bardahuil les ha dejado pocos frutos, una vez que está pasando el vendaval de las primeras impresiones.
La inteligencia supina de los detractores del exalcalde xalapeño los llevó a moldear una campaña que tenía como eje atacar insultativamente al segundo funcionario en importancia del Gobierno de Veracruz y tratar de sembrar la idea de que era una persona incapaz, que no estaba cumpliendo a cabalidad las funciones que tiene encomendadas.
Todas las campañas de desprestigio tienen su maña y la de ésta a la que me refiero fue echar sobre los hombros del exsenador la culpa de los errores y las fallas que ha tenido la administración de la gobernadora Rocío Nahle.
¿Que si no se ha podido domeñar la violencia en el estado? El Secretario de Gobierno no ha tenido la capacidad de apaciguar las bandas delicuenciales.
¿Que si en las elecciones municipales el partido oficial no tuvo los resultados que se esperaban? Ricardo Ahued no supo manejar el tema electoral para mantener la supremacía de la 4T e incluso hizo perder a Morena un millón de votos respecto a la elección de hace un año.
¿Que si hay brotes sociales que se están volviendo incontrolables en todas las regiones del estado? Le falta al responsable de la política interna mayor trabajo para controlar y manejar las exigencias de grupos de todos los sectores.
Si siguen así, sus adversarios lo van a terminar acusando de las lluvias que se han abatido por todo Veracruz.
Pero no, una mirada objetiva, una calificación basada en hechos, en datos, en acciones, le dan al licenciado Ahued Bardahuil una aprobación sustentada.
En casi siete meses de Gobierno, cientos y cientos de veracruzanos han pasado por las oficinas de Palacio de Gobierno y han sido escuchados con comedimiento, con verdad y con atingencia.
Un distintivo para el Gobierno de Rocío Nahle ha sido la atención a los ciudadanos, y en particular la que han recibido quienes llevan asuntos políticos o sociales a la oficina correspondiente, que es la que se ubica en el ala noroeste de Palacio de Gobierno. Asunto que se encarga desde la oficina principal, es asunto que se atiende con premura… y sobre todo sin mentiras, sin promesas falsas.
He ahí tal vez un origen de la falsa percepción. Seis años después, muchos ciudadanos se habían acostumbrado a ser engañados por la autoridad, desde la cabeza misma y bajando a todos los niveles de gobierno.
En la Segob, los funcionarios no mienten a los solicitantes, y eso representa muchas veces una desilusión para quienes pretenden que el papá Gobierno les resuelva hasta las peticiones imposibles. Antes se iban con la esperanza de la promesa falsa, y terminaban rumiando su decepción en casa y lejos de la vista pública. Los bolaochistas insistían en tapar el sol con un dedo, y ganaban tiempo endosando nuevas mentiras a sus embustes.
Ricardo Ahued ha demostrado que es un político pragmático, que es un excelente administrador público, que es un funcionario que habla con la verdad y cumple su palabra… que es honesto.
Todo eso, muchos nostálgicos del pasado inmediato no se lo pueden perdonar.
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