En el portal La Clave, el jueves pasado se denunció que Omar Valdés Benítez plagió un texto de David Foster Wallace de 1996 traducido al español en 2007, para elaborar el prólogo de la novela Memorias del subsuelo, de Fiodor Dostoievski, publicada por la Universidad Veracruzana en 2013 y en 2023.
Movido por la curiosidad, localicé el texto plagiado y el texto plagiador. Ambos los puede cotejar el lector en mi cuenta https://www.facebook.com/sglevet, y compartir conmigo el asombro, pues de las 17 páginas del prólogo firmado por Valdés, más de 90% son de Foster Wallace, sin que se mencione ni de pasada el origen real de ese texto. Se trata de un plagio doble, pues Valdés no sólo se fusiló el ensayo de Wallace sino también la traducción al español de Javier Calvo. O no: es un plagio cuádruple, pues no satisfecho con haber engañado a la Editorial de la Universidad Veracruzana en el prólogo a la edición de la novela de Dostoievski de 2013, permitió que apareciera en la segunda edición de 2023. Y como dos por dos son cuatro aquí y en Rusia, estamos ante un plagio cuádruple.
La situación es de por sí grave, pero más porque el famoso plagiario lleva cuatro años desempeñándose como el redactor de los discursos del Rector de la Universidad Veracruzana, lo que conduce a varias preguntas, que dejaré para el final de esta columna, pues no quiero desaprovechar la ocasión para hablar del autor y del libro que fueron plagiados, pues Dostoievski goza de fama universal y bastará con decir que Memorias del subsuelo penetra tanto en la mente de su personaje principal, como ocurre con las muy aclamadas Los hermanos Karamazov o El idiota.
David Foster Wallace (1962-2008) fue un escritor estadunidense, autor de dos novelas fundamentales de la literatura norteamericana del medio siglo reciente: La broma infinita (1996) y El rey pálido (2011, edición póstuma), ambas, al igual que el libro plagiado, traducidas al español por Julio Calvo y publicadas por Random House Mondadori.
El libro que fue saqueado por Valdés Benítez se titula Hablemos de langostas, y agrupa diez textos de Foster Wallace que van desde un ensayo sobre la industria porno a finales del siglo pasado, la descripción de un pueblo del oeste medio norteamericano, la afición del autor por el tenis, y semblanzas de un par de autores, entre ellos Fiodor Dostoievski o, más precisamente, de lo que el crítico literario Joseph Frank (1918-2013) pensaba sobre el autor ruso. Y precisamente este ensayo, titulado El Dostoievski de Joseph Frank, es el que el célebre prologuista, y amanuense del rector Martín Aguilar se apropió de manera casi íntegra.
Las preguntas que surgen son muchas. Cuando alguien alertó a la Dirección Editorial y a la Rectoría de la UV sobre este plagio -y en efecto hay evidencias de que alguien lo hizo hace varios años-, ¿qué hicieron las autoridades universitarias? ¿Premiar al plagiario con un contrato de redactor de discursos? ¿Su cercanía al Rector le garantizó a Valdés Benítez impunidad como para repetir el plagio en la segunda edición de 2023? ¿Cuánto pagó la UV por este prólogo? ¿Repondrá el dinero el plagiario? Esta publicación universitaria de la novela de Dostoievski desapareció de las librerías. ¿Valdés compró todos los ejemplares, o la UV los embodegó o desapareció, cometiendo así un daño patrimonial? Y si la editorial Random House demanda a la UV ¿quién pagará los platos rotos, Valdés y quienes lo han protegido, o el presupuesto universitario? ¿Estamos -parafraseando el título de otra novela famosa del autor ruso- ante un crimen sin castigo?
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