Un coahuilense que salvó vidas en Poza Rica

La tragedia en el norte de Veracruz enluta a nuestra sociedad y desvela la grave omisión de las autoridades de Protección Civil ante riesgos naturales. No se asimiló la lección dejada por los 19 huracanes, 25 tormentas y 25 depresiones tropicales que han impactado nuestro estado en los últimos 70 años.

El desastre en la Huasteca veracruzana, con Poza Rica como el municipio más afectado y mediáticamente mencionado, exige explicaciones. El tamaño de la tragedia no admite justificación para ninguna autoridad.

No se activaron las alarmas de una red de alerta inoperante, ni a nivel municipal, estatal o federal. Tampoco se enviaron los mensajes de texto a los teléfonos celulares, los mismos que se recibieron durante el simulacro de septiembre. Se trataba de una situación de peligro real. Si no cumplen la función de alertar ante el riesgo, ¿cuál es su propósito real?, ¿para qué sirven?

Con estas fallas críticas, los daños podrían haber sido mayores, pero una reacción humana lo evitó: Durante la madrugada del viernes 10, mientras la corriente de agua crecía sin control, el ingeniero Raúl Muñoz, originario de Monclova, Coahuila, tomó una decisión determinante: rompió los candados y activó las alarmas de emergencia del complejo Procesador de Gas Poza Rica de Pemex.

Gracias a su rápida y valiosa acción, cientos de trabajadores y vecinos fueron alertados. Esto les permitió evacuar a tiempo sus casas y vehículos antes de que las aguas arrasaran la zona.

Mientras Veracruz se recupera de la devastación, la historia de Raúl Muñoz nos recuerda la diferencia entre la burocracia ineficaz y la acción humana.

Su nombre no es de político ni de funcionario de alto nivel, sino de alguien que priorizó la vida. Su ejemplo deja claro que, a veces, un solo acto de valor civil es más efectivo que todos los sistemas que las autoridades dicen tener, pero que fallan cuando más se les necesita.

Gracias ingeniero Muñoz, por esta muestra de humanidad y coraje.

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