En cumplimiento a uno de los puntos más destacados en el Plan México ayer se dio el banderazo en la entidad veracruzana al programa de “salud casa por casa” habilitado con 20 mil profesionales de la salud para atender en el país a 14 millones de personas. Si la desproporción entre el sujeto y el objeto es extremada no es sin embargo motivo que arredre a quienes desde las alturas burocráticas diseñaron la implementarán de ese programa a cargo de la Secretaría de Bienestar cuya titular es Ariadna Montiel Reyes. Según su diseño, este programa debe cubrir 600 municipios en 28 de las 32 entidades federativas, Veracruz incluido. Lo ejecutarán 312 brigadas integradas con 2 mil 545 médicos y paramédicos a cuyo encargo queda la implementación de este programa, calificado por la presidenta Sheinbaum como “el programa de prevención de la salud más importante del mundo”, una expresión entusiasta que subliminalmente evoca el momento del anuncio de la “Megafarmacia”, también el anhelado tren hacia Dinamarca. Es ferviente el deseo de buenaventura para que este programa encuentre exitosos resultados, porque en verdad a nuestro sistema de salud se le notan las grietas a larga distancia, comenzando con el angustiante desabasto de medicinas durante los seis años del gobierno precedente y los ya nueve meses del actual que no ha podido resolver ese enigma.

En la entidad veracruzana la gobernadora Rocío Nahle declaró iniciado este programa que será aplicado en 19 regiones delimitadas para tal efecto, en ese entorno geográfico se desplazarán 1 309 elementos para atender a un millón 14 mil adultos mayores y con discapacidad. Aquí también es notable la desproporción entre la oferta y la demanda, lo cual compromete seriamente “el sello” distintivo de la Cuarta Transformación, como denominó la gobernadora al programa en comento. Este asunto forma parte de los puntos programáticos del programa de salud universal implementado por el actual gobierno, se anunció y ahora comienza su ejecución, bienvenido. Sin embargo, el entorno institucional no lo favorece porque, al menos en Veracruz, el IMSS-Bienestar se integra con una infraestructura hospitalaria desvencijada, hospitales con equipos privados de mantenimiento, incluido los de aire acondicionado. Peor aún, porque en la esfera administrativa, habiendo absorbido el IMSS-Bienestar los hospitales que tutelaba la Secretaría de Salud, el titular de esta dependencia queda con funciones muy reducidas, más aún porque es inusitado el hecho de que el jefe del área administrativa obedece a una normativa radicada en la secretaría de finanzas y no al titular de la dependencia, entonces ¿qué música toca en ese escenario el secretario de salud? Pero para los efectos del programa ahora referido esa es otra historia, y para bien de los adultos mayores lo mejor será que al momento de la evaluación respecto a los resultados de este programa de “salud casa por casa” haya motivos para el aplauso, aunque no sea de “los mejores del mundo”, que sea lo mejor para el país.