Ciudad de México.– La propuesta de reformar al Instituto Nacional Electoral (INE) y replantear la figura de los legisladores plurinominales ha encendido un nuevo frente de confrontación en el Senado. Mientras la oposición advierte sobre un intento por instaurar un modelo autoritario y debilitar al árbitro electoral, la bancada de Morena insiste en que los cambios son necesarios para mejorar la operatividad del sistema electoral mexicano.
Desde Acción Nacional, el senador Ricardo Anaya lanzó una alerta: “Lo que busca el gobierno es una reforma a modo, diseñada para asegurar el control total del Estado mexicano, incluida la manipulación del INE, una de las instituciones más importantes para la democracia”. Según el legislador, esta intención se revela tras lo que calificó como una represalia por el papel que desempeñó el instituto en los recientes comicios para elegir magistraturas.
“Nos quieren regresar a una época en la que el gobierno organizaba las elecciones, donde no había árbitros imparciales ni garantías ciudadanas. Esto no es una reforma, es un retroceso democrático”, declaró Anaya.
La crítica fue compartida por la senadora priista Carolina Viggiano, quien denunció un supuesto asedio permanente del oficialismo contra el INE y alertó sobre el riesgo de que se elimine la credencial de elector como identificación ciudadana. “Quieren un partido único, disfrazado de mayoría. Pretenden controlar incluso nuestros datos personales y preferencias. Esto va contra todo principio democrático”, dijo.
Ambos senadores coincidieron en que la intención final del gobierno es instaurar un aparato político centralizado, capaz de manipular elecciones futuras si el respaldo popular disminuye.
Por su parte, desde Morena se defendió la iniciativa. El senador Saúl Monreal consideró que la reforma busca corregir fallas estructurales del INE que, dijo, quedaron evidenciadas en la organización de la elección judicial. Afirmó que el instituto no estaba preparado para ese proceso y que es momento de ajustar su funcionamiento a las exigencias ciudadanas.
“No se trata de crear un INE a modo, sino uno que responda a las realidades actuales y no se quede anclado en criterios discrecionales”, sostuvo Monreal. El legislador también dejó abierta la posibilidad de revisar el modelo de financiamiento de los partidos políticos, así como la integración del Consejo General del INE.
En medio del debate, los bandos parecen inconciliables: mientras la oposición habla de riesgo autoritario, el oficialismo insiste en la necesidad de transformar las reglas del juego democrático. El futuro de la reforma dependerá de la correlación de fuerzas en el Congreso, pero ya es claro que su discusión no pasará desapercibida.
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