*En paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado.* – Salmo 4:8 (NVI)
Del escritorio del Pas Miguel Blanco
Doctor Miguel Blanco de Maranatha Costa de Oro
Estaba hospitalizada y me preparaban por una cirugía para extirparme la vesícula biliar. Fue la primera vez de estar bajo anestesia general; me mantuve obediente acostada en la camilla y respiré hasta quedarme dormida. Solo cuando me desperté, con el abdomen adolorido y vendado, me di cuenta del gesto de confianza que había dado a los médicos y técnicos. Me había puesto completamente a su merced. Tenía confianza total en su integridad y su habilidad.
Entonces, ¿por qué cuando estaba tan dispuesta a ponerme en manos de humanos falibles, soy reacia a confiar en la integridad y el cuidado de Dios y a creer en sus promesas?
Pienso en esta experiencia cada vez que me pongo a orar, tratando de entregarme a la voluntad de Dios. Cuando mis ansiedades y preocupaciones se amontonan, impidiéndome entrar plenamente en oración silenciosa, trato de dejarme llevar, respirar y sentirme sostenida en un espacio de amor. *Dios me brinda la atención mayor que la de cualquier médico humano. Cuando me entrego a Dios, Dios calma mi inquietud para que pueda experimentar la vida de resurrección.*
ORACIÓN
Eterno Señor, siempre estás con nosotros. Ayúdanos a encontrar la paz en nuestras almas inquietas para que podamos conocerte y recibir tu poder sanador. En el Nombre de JESÚS. Amén.
LECTURA DE HOY
Salmos 46:1-11
Salmo 46:1-11 NVI
[1] Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza, nuestra segura ayuda en momentos de angustia. [2] Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar; [3] aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes. Selah [4] Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, la santa habitación del Altísimo. [5] Dios está en ella, la ciudad no caerá; al rayar el alba Dios le brindará su ayuda. [6] Se agitan las naciones, los reinos caen; Dios deja oír su voz, y la tierra se derrumba. [7] El Señor de los Ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah [8] Vengan y vean los portentos del Señor; él ha traído ruina sobre la tierra. [9] Ha puesto fin a las guerras en todos los confines de la tierra; ha quebrado los arcos, ha destrozado las lanzas, ha arrojado los carros al fuego. [10] «Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Seré exaltado entre las naciones! ¡Seré enaltecido en la tierra!». [11] El Señor de los Ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah
PENSAMIENTO DEL DÍA
Siempre puedo confiar en la presencia de Dios.
OREMOS
Por quienes se someten a una cirugía.
LA BIBLIA EN UN AÑO
Hoy leemos:
*San Lucas 4, 5.*
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