En México hay un sector de la población que respeta a la presidenta Claudia Sheinbaum por su pasión declarada por el país.
Se reconoce su trayectoria como académica, su historia como lideresa social y su cercanía con ciertas causas que durante años encontraron eco en una parte importante de la ciudadanía.
La pasión, sin embargo, no basta para gobernar.
Los países no se conducen con emociones, sino con estrategia.
La pasión sin un plan claro se agota; la emoción sin rumbo termina en improvisación.
Y lo que hoy observan muchos mexicanos es un gobierno que transmite intensidad discursiva, pero que carece de una estrategia integral para enfrentar los problemas reales del país.
Gobernar exige cabeza fría, visión de largo plazo y decisiones firmes sustentadas en datos, no solo en convicciones ideológicas.
La presidenta prometió cambio, orden y rumbo.
Para una parte -quienes votaron por ella-, lo que están recibiendo es incertidumbre y caos.
Las decisiones parecen reactivas, los mensajes contradictorios y las prioridades difusas.
La pasión, cuando no se acompaña de método, termina convirtiéndose en un obstáculo más que en una virtud.
A ello se suma un rasgo preocupante: el constante ataque a periodistas críticos y la descalificación de medios de comunicación acusados, desde la tribuna del poder, de conspirar o de actuar con mala fe.
Vale la pena preguntarlo con claridad: ¿no debería un gobierno democrático tolerar, e incluso agradecer, la crítica?
La crítica no debilita a la democracia; la fortalece. Descalificar a quienes cuestionan no es defender la verdad, es erosionar la libertad de prensa.
Un presidente que no acepta la crítica corre el riesgo de rodearse solo de aplausos, y éstos nunca han sido buenos consejeros del poder.
México no necesita solo pasión. Necesita estrategia, institucionalidad y respeto a las libertades.
Gobernar es algo más que sentir intensamente: es pensar con rigor, decidir con responsabilidad y escuchar incluso —y sobre todo— a quienes no coinciden. Porque con pasión se puede ganar una elección, pero con pasión sola, simplemente, no se gobierna un país.

Imagen de portada: Características de los buenos gobernantes/// https://www.ipade.mx/
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