septiembre 27, 2025

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México y Veracruz: Entre cortinas de humo y la urgencia de una ciudadanía despierta

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En los últimos meses, la opinión pública ha sido testigo de revelaciones cada vez más inquietantes: investigaciones sobre huachicol financiero, señalamientos de vínculos entre actores políticos y el crimen organizado, así como el incremento de la violencia y la corrupción en distintos niveles de gobierno. Si bien muchas de estas indagatorias siguen en proceso, los indicios son suficientes para encender las alarmas sobre un problema mayor: la infiltración de intereses delictivos en estructuras de poder, desde el Ejecutivo hasta gobiernos estatales y municipales.

En medio de esta realidad, surgen episodios mediáticos que parecen diseñados para desviar la atención. Declaraciones insólitas de figuras públicas —como el gobernador que entabla diálogos absurdos o legisladores que presumen proyectos fantásticos— ocupan titulares y redes sociales, mientras los temas de fondo quedan relegados. Estas cortinas de humo no solo distorsionan la agenda pública; también buscan que la sociedad se acostumbre a lo inverosímil y pierda de vista los problemas urgentes.

La economía mexicana, por su parte, enfrenta señales de alerta: un crecimiento insuficiente, aumento de la deuda pública y un entorno de inseguridad que desalienta inversiones. Veracruz no es ajeno a esta dinámica. La entidad sufre los estragos de la violencia, el debilitamiento institucional y la falta de políticas que impulsen un desarrollo sostenible.

Frente a este panorama, el mayor riesgo es la indiferencia ciudadana. Si la sociedad se limita a la queja o a la incredulidad, los vacíos de poder seguirán siendo ocupados por quienes privilegian intereses personales o de grupo. La experiencia reciente demuestra que la corrupción prospera donde la vigilancia social es débil y donde el voto se ejerce sin información ni criterio.

Hoy más que nunca, México y Veracruz necesitan una ciudadanía activa, crítica y propositiva. Esto implica informarse de manera independiente, exigir transparencia, participar en espacios comunitarios, vigilar el uso de los recursos públicos y, sobre todo, elegir a personas con preparación, integridad y verdadero compromiso con el bien común. Las elecciones no son solo un trámite: son la oportunidad de romper ciclos de corrupción y abrir paso a liderazgos que privilegien la honestidad y la capacidad.

El país atraviesa una etapa decisiva. Las cortinas de humo pueden confundir por un momento, pero no detendrán el avance de los problemas si no se actúa. La tarea es de todos: recuperar la política para la sociedad, no para los intereses delictivos o partidistas. Solo una ciudadanía despierta podrá evitar que la violencia, la corrupción y la manipulación mediática definan el futuro de México y de Veracruz.

Imagen de portada: CORTINAS DE HUMO// https://manologo.wordpress.com/

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