Ciudad de México.- La pandemia de COVID-19 transformó la vida cotidiana en México y el mundo, dejando a su paso cambios significativos en la manera en que las personas interactúan y cuidan su salud. A más de tres años del levantamiento de las principales restricciones, varias medidas sanitarias adoptadas durante la emergencia han permanecido y parecen haber arraigado en la cultura social y laboral.
El gel antibacterial, un infaltable
Antes de la pandemia, el uso de gel antibacterial era esporádico, limitado a hospitales o entornos específicos. Hoy en día, su presencia es casi obligatoria en oficinas, escuelas, restaurantes y transporte público. La costumbre de desinfectar las manos se ha convertido en un hábito que persiste para prevenir enfermedades respiratorias y gastrointestinales.
Uso de cubrebocas en ciertos espacios
Aunque el uso de cubrebocas ya no es obligatorio en la mayoría de los lugares, muchas personas siguen portándolo en hospitales, transporte público o en temporadas de enfermedades respiratorias. En ciudades con alta contaminación, también se ha adoptado como medida de protección contra partículas suspendidas.
Filtración de aire y ventilación en espacios cerrados
Uno de los aprendizajes más importantes de la pandemia fue la necesidad de una buena ventilación en espacios cerrados. Muchas empresas y oficinas han mejorado sus sistemas de filtración de aire, y es común encontrar espacios con ventanas abiertas o purificadores de aire para reducir el riesgo de contagio de enfermedades.
Trabajo remoto e híbrido
El teletrabajo, que fue una solución temporal en 2020, se ha convertido en una modalidad permanente en varias empresas. Muchas organizaciones han optado por esquemas híbridos que permiten a los empleados alternar entre el trabajo en casa y la oficina, lo que ha mejorado la productividad y la calidad de vida de los trabajadores.
Mayor higiene en lugares públicos
Los protocolos de limpieza y sanitización en espacios como supermercados, centros comerciales y restaurantes han dejado de ser una medida excepcional. La desinfección frecuente de superficies de contacto común, como pasamanos, mesas y botones de elevadores, se ha mantenido como una norma de higiene.
Un cambio en la conciencia colectiva
Más allá de las medidas específicas, la pandemia dejó una mayor conciencia sobre la importancia del autocuidado y la prevención de enfermedades. La población mexicana ha integrado hábitos como el lavado frecuente de manos, el distanciamiento en casos de enfermedad y la cultura del respeto a la salud colectiva.
A pesar de que la emergencia sanitaria ha quedado atrás, estas medidas parecen haber llegado para quedarse, redefiniendo la manera en que la sociedad se protege ante futuros brotes epidemiológicos.
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