Jesús Reyes Heroles, veracruzano con colmillo largo y retorcido, llevó la política a otro nivel con la figura de los Diputados Plurinominales… Quizás en su momento, muchos priístas de ese otrora Partidazo no dimensionaron el alcance de su visión pero la Oposición, ésa que no tenía ni voz ni voto en la vida política del país, sí.
El tuxpeño sabía que los diputados plurinominales no eran “una obra de caridad” ni “un premio de consolación”. Eran, en su visión, la puerta para meter a la Cámara cerebros que supieran argumentar y contrapesar. ¡Y funcionó! la oposición ponía ahí a sus mejores gallos, para que en medio del Congreso dominado por el PRI, hubiera voces que supieran leer, escribir… ¡y hasta pensar!
El PRI, por su parte, metía a sus “materias grises”, ésos que sabían más de leyes que de aplausos, cuando la mayoría era tan aplastante que cualquier hijo de vecino del Partidazo podía llegar sin complicaciones a cualquier puesto de elección, desde diputado hasta presidente municipal… ¡Vamos! Hasta se pudiera decir que el PRI era más exquisito a la hora de seleccionar candidatos a Senador o para Gobernador.
Pero la política mexicana tiene ese talento especial para echar a perder lo que funciona. Lo que empezó como semillero de talento se volvió rancho de compromisos: el amigo fiel, la esposa del dirigente, el cuate que perdió la alcaldía y había que acomodar o cualquier “Impresentable” o “Indeseable”.
Ojo! Esto no fue exclusivo del partido en el poder… también la Oposición incurrió en eso… sólo recuerden cómo llegó Alito Moreno… o en el caso del partido en el poder, hasta René Bejarano…
Así, el prestigio del pluri se fue por el caño y lo que antes era un espacio de lujo se convirtió en sala de espera para los recomendados.
Para el Pueblo bueno y sabio, la propuesta de desaparecer esta figura por parte de la Presidenta Sheinbaum misma que inició el ex presidente Andrés Manuel López Obrador, suena bien en este momento… en este momento en que son Poder Absoluto, Mayoría Aplastante, Poder Total…
¡Claro! Y para que no duela tanto, y para que vean que Morena no es gacho ni gandalla, tienen una propuesta en el nuevo “milagro democrático”: la Segunda Mayoría.
Sobre el papel, suena como idea brillante: que el segundo lugar tenga más curules para “equilibrar” con el ganador. Pero aquí podría haber una lectura entre líneas… ¿No será más bien una democracia VIP, con mesa reservada para dos partidos? Uno que manda y otro que aplaude con cara de pocos amigos. El resto, los que no tienen maquinaria ni presupuesto, podrán mirar desde la banqueta cómo se reparten el menú.
La Segunda Mayoría, mal entendida, no es equilibrio: es un dueto forzado, un “tú cantas y yo te hago segunda” que terminaría convirtiendo al Congreso en un karaoke de dos voces. Y lo peor, con la playlist cerrada: Pura trova, nada de rockandroll.
El plurinominal, en su origen, nació para sumar pluralidad y talento. Hoy, lo quieren enterrar o vestir de Segunda Mayoría, pero en ambos casos, la consecuencia es la misma: menos voces, menos debate… y un México que escucharía cada vez a menos y a los mismos de siempre. En resumen, pasaríamos extrañando a un Congreso donde los pluris metían cerebro, a uno donde la Segunda Mayoría podría meternos un reality político… con final anunciado. Y el regreso del Partidazo.
Las “Pluris” de antes y ahora

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