Con el inicio de la veda electoral, se busca que el ciudadano, ya sin promocionales, campañas, candidatos expuestos, reflexione su voto de aquí al domingo primero de junio…
Pero seamos sinceros… pareciera que en algunos municipios, esa reflexión más bien invita, no para ver quién es el bueno o la buena, sino para identificar quién es el menos malo!
Tantito pior! En algunos ciudadanos la reflexión no es “¿Quién es el mejor?”, sino “¿Quién va a robar menos?” O al menos ésa era la idea, guardando las debidas proporciones, cuando Miguel Alemán fue Candidato a Gobernador… se pensaba que por ser rico, no iba a robar… pero no pensamos en la gente que trajo! Y aunque “guardamos las debidas proporciones”, igual se las llevaron!
Otros dicen que esta veda es un remanso para que veamos quién es el re-menso de esta contienda y apostemos por el más picudo…
Aunque también invita este lapso a que reflexionemos bien el voto, porque pasando la veda, nos jugamos la vida, al menos cuatro años…
Se supone que con la famosa veda electoral, se entra a un trance casi místico, casi sagrado, donde nadie te puede convencer de nada… porque ya te convencieron desde hace meses, y si no, con dos o tres apretones, igual lo hacen; basta preguntarle al Profe Reve, a quien de seguro, la señora lo convenció de que debe convencer a sus maestros de la Sección 56 para que voten por ella como Magistrada.
Ya no hay spots, pero las bardas no se borran, tanto, que uno puede caminar por la ciudad y encontrarse a la Güerita que Ayuda en una pared, o el contraste: Al Bola 8, soñando con ser candidato a Gobernador.
Los candidatos y las candidatas desaparecen… ¡Ojo! Esto es por la Veda, no parte de esa pesadilla que se vive en Veracruz con los desaparecidos.
En esta carrera de grillos con traje o guayabera, sombrero o gorra, camisa estampada o como sea, el más hábil no es el que promete más, sino el que más votos lleve a las urnas… así que no importa aquí quién dice ser el más honesto, el más guapo, el más simpático… sino el que convenció a ese ciudadano sin partido, primero, a ir a votar este domingo; segundo, votar por él o por ella… y a estas alturas, hasta por “Elle”…
La veda es como ese silencio incómodo cuando te cayeron mal los tacos… bueno, mejor los tamales (no vayan a decir que promuevo el voto), entras al baño y todos se quedan callados…
O como cuando en el circo apagan las luces, y sabes que va a salir el payaso… pero no sabes por dónde.
Y cuidado, porque ese silencio en el baño puede salir con “premio”… o el payaso salga ganando!
La veda no es silencio ni descanso… Es advertencia que te dice una y otra vez: lo que decidas en la urna, no es cosa menor… No estás votando por el que te cae mejor en TikTok… por el del mejor eslogan… Estás votando por quien va a manejar tu calle (si al lodazal por donde pasas, se puede llamar así), tu agua (si es que cae), tu paz (si no te roban antes) y si cabe, tu paciencia… porque durante cuatro cuatro años vas a estar soportando tu decisión… Remember Hipólito.
Así que, en esta veda, sí: ¡reflexiona!
Pero no te me vayas con la finta del que baila mejor cumbia, no votes por el que tiene sonrisa Colgate, sino por el que consideres tenga esa propuesta que se acerque a tu realidad.
Porque las elecciones no son una fiesta democrática, como nos quieren cuentear siempre los políticos, los organizadores, los gobernantes… Toda elección es una apuesta y después del primero de junio, ganes o pierdas… te toca pagar la cuenta.
La veda

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