La paradoja de Paula García Villegas: la hija de Olga Sánchez Cordero se inscribe para buscar ser candidata a ministra de la SCJN en un proceso que antes criticaba

Es curioso cómo la política y las aspiraciones personales pueden llevar a giros inesperados, incluso a contradicciones. Paula García Villegas Sánchez Cordero, hija de la ministra en retiro y diputada morenista Olga Sánchez Cordero, busca convertirse en ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Esto no tendría nada de extraordinario si no fuera porque hasta hace pocos meses la magistrada había expresado públicamente su rechazo a las reformas judiciales impulsadas por Morena, partido de su madre y principal promotor de esos cambios.

No vamos lejos, en junio de este año, García Villegas publicó –y luego eliminó– un video en sus redes sociales en el que calificó como peligroso el modelo de elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros, afirmando que podría significar un “golpe de Estado técnico”. Defendió la meritocracia basada en concursos de conocimientos como el mejor sistema para garantizar la calidad y profesionalismo en el Poder Judicial. Hoy, paradójicamente, decide participar en un proceso que será moldeado por la misma reforma que criticó y que describió como una amenaza para la independencia judicial.

El contraste no es menor si recordamos la trayectoria de su madre, Olga Sánchez Cordero, quien, como ministra, defendió la independencia judicial y luego, como política, apoyó al gobierno de Morena en sus reformas estructurales. Ni hablar del nepotismo en el que incurre esa familia.

Su candidatura parece forjarse desde una narrativa donde sus palabras y acciones se ajustan más al oportunismo político que a un compromiso auténtico con la justicia. El país necesita jueces y magistrados que representen un contrapeso real al oficialismo y no figuras que se muevan dentro de los círculos de confianza de Morena, ya que le restan más credibilidad a un proceso de por sí viciado.