Ciudad de México.— Aunque comenzaron las primeras entregas de medicamentos e insumos en hospitales del sector público, particularmente en unidades operadas por IMSS-Bienestar, representantes de la industria farmacéutica advirtieron que la recuperación total del abasto aún tomará varias semanas, debido a los rezagos financieros y logísticos que enfrenta el sistema.
Empresas proveedoras del Laboratorio de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), algunas con contratos vigentes desde 2023, han continuado la distribución sin recibir pagos a cambio. La deuda acumulada por este organismo supera los 15 mil millones de pesos, principalmente desde octubre de 2024, lo que ha provocado que algunas distribuidoras decidieran no participar en nuevas ampliaciones contractuales.
Ejecutivos del sector señalaron que si bien hay compañías que aceptaron seguir proveyendo materiales a IMSS-Bienestar, lo han hecho bajo presión y sin garantías claras de pago. Estas extensiones de contrato tienen vigencia hasta el próximo 30 de junio, pero en la práctica, los pacientes siguen reportando carencias en todos los niveles de atención, desde fármacos básicos hasta insumos de diagnóstico.
Uno de los factores que complicó aún más la situación fue la cancelación de la licitación pública internacional para el abasto 2025-2026, lo cual generó incertidumbre en la industria, que ya había enfrentado tropiezos similares al inicio del sexenio anterior. Sin embargo, destacaron que al cierre de la administración de López Obrador, el sector farmacéutico había logrado regularizarse y no se dejaron deudas pendientes.
“El problema volvió en los últimos meses, particularmente con IMSS-Bienestar, y lamentablemente no hay canales eficaces de comunicación con las autoridades. Hay una ventanilla única para atender proveedores, pero nadie da respuesta”, denunciaron los empresarios.
La distribución de insumos también enfrenta obstáculos logísticos. Birmex, empresa paraestatal encargada del proceso de compra y distribución, opera apenas con cuatro almacenes principales en el Estado de México, lo que limita su capacidad frente a las más de 400 sedes de entrega en todo el país.
Mientras tanto, se analiza la posibilidad de replicar el modelo utilizado en 2023 y 2024, en el que empresas distribuidoras con décadas de experiencia asumieron parte del proceso para evitar un colapso en el sistema de salud pública. Sin embargo, sin claridad en los pagos ni una estrategia federal bien definida, el sector sigue navegando entre deudas, incertidumbre y presiones crecientes.
Fuente: La Jornada.
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