septiembre 11, 2025

En Esta Hora

Porque la noticia… no puede esperar

¿Independencia en Poder Judicial, sin poder nombrar, premiar o castigar a jueces?

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En teoría a quien será la nueva presidenta del Tribunal Superior de Justicia, magistrada Rosalba Hernández, le costaría relativamente poco levantar la imagen del Poder Judicial.

Está tan abajo, por los suelos, que lo positivo que realice, así no sea mucho, servirá para mejorar.

¿Pero qué tanto podrá avanzar en la recuperación de la dignidad del Poder Judicial si, al no estar identificada con la gobernadora Rocío Nahle, de entrada, antes de tomar posesión, ya le quitaron el control administrativo?

Pese a los yerros de la presidenta actual, magistrada Lisbeth Aurelia Jiménez, la gobernadora Rocío Nahle dio el visto bueno para que participara en la elección no solo para permanecer en el Tribunal sino para seguir presidiéndolo.

No supo operar correctamente, quienes la apoyaron fueron un fracaso y los votos recibidos solo le dieron para permanecer como magistrada asignada a una sala. Ganó, fuera de lo previsto, Rosalba Hernández, quien de inmediato tuvo que moverse mediáticamente pues fueron notorias las acciones para tratar de impedirle que presidiera el máximo tribunal en el estado.

No se atrevieron a tanto -apenas hace una semana el Tribunal Electoral de Veracruz determinó que sí ganó la presidencia- y la dejan llegar, aunque con reservas.

Ahora, quien ha expuesto que solo una vez se ha reunido con la Gobernadora tendrá la presidencia del Tribunal identificada con el Senado, no con el Palacio de Gobierno.

No llego con ningún compromiso ni intereses de ningún tipo, solo el de aplicar la ley en forma clara y transparente, afirma quien empezó su carrera judicial de escribiente.

Ojalá sea así, pero por lo pronto cuando en una semana tome posesión ahí estarán, por los próximos seis años -no solo dos como ella en la presidencia- los nuevos integrantes del Órgano de Administración Judicial, que tienen a su cargo no únicamente vigilar las finanzas de ese poder.

También determinarán el número y división de distritos judiciales, la adscripción de jueces de Primera Instancia y el ingreso y ascenso del personal de carrera, así como su formación, promoción y evaluación de desempeño.

Como se ve, sus tareas son clave y si chocan con los intereses de la presidenta simplemente la maniatarán. Premiar a buenos jueces o sancionar a quienes actúen mal -punto de partida para mejorar la impartición de justicia- no estaría en sus manos.

Hay quienes dicen que esto fue una jugada de la presidenta saliente, pero no. Claro que el adelanto de estos nombramientos en el citado Órgano lo hizo con gusto, pero al ser nombrados también los representantes de los poderes Ejecutivo y Legislativo no cabe duda de dónde partió la decisión.

¿Qué hará ante esta situación la magistrada que en una semana tomará posesión como presidenta del Tribunal Superior de Justicia y, por ende, representará al Poder Judicial de Veracruz?

¿Decidirá, como una de sus primeras acciones, sacudirse a quienes le fueron impuestos, a sabiendas de que eso significará romper con la Gobernadora? Dice que será independiente ¿Será?

En el pasado reciente, cuando la ignorancia y la arbitrariedad prevalecieron entre los funcionarios del Gobierno del Estado -ya se sabe que la ignorancia es atrevida- con tal de tener sometido al Poder Judicial no les importó humillar públicamente a magistrados. Los corrieron, les sacaron sus cosas de las oficinas y se las tiraron.

Hubo una magistrada presidenta a la que le imponían jueces con el cuento de que eran órdenes del gobernador, siendo que entre la Secretaría de Gobierno y el Palacio Legislativo había una lucha feroz para tener el control sobre el mayor número de juzgadores.

Ya veremos cómo le va al Poder Judicial y qué tanto recobra su dignidad e independencia.

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