La prospectiva de la economía mexicana luego del aumento en la deuda externa para sostener programas sociales y su impacto en la generación de empleo tiene varios aspectos clave en el corto, mediano y largo plazo:
Perspectiva económica a corto plazo (2025) se espera un crecimiento moderado del PIB de alrededor del 2.1%, impulsado principalmente por el consumo privado, recuperación del mercado laboral y fortalecimiento de exportaciones a Estados Unidos.
El déficit del sector público podría mantenerse elevado en torno al 3.9% del PIB, con un saldo de deuda pública estable en 51.4% del PIB, pero existe incertidumbre por la volatilidad externa y factores internos como cambios regulatorios y clima de inversión.
Los programas sociales han contribuido a sacar a 13 millones de personas de la pobreza, pero su costo fiscal incrementa la deuda, generando un riesgo de ajuste fiscal futuro y presión para contener el gasto público.
Perspectiva a mediano plazo (2026-2028) habrá un esfuerzo por consolidar la disciplina fiscal y reducir el déficit, buscando estabilizar la razón deuda/PIB. La sostenibilidad dependerá de si el crecimiento económico puede mantenerse y si se mejora la certidumbre jurídica y marco regulatorio.
Se prevé un fortalecimiento gradual de la productividad y modernización del sector productivo, con políticas para atraer inversión extranjera y apoyar infraestructuras estratégicas hacia la integración en cadenas globales de suministro.
Perspectiva a largo plazo, la economía mexicana apunta a una trayectoria sostenible, pero en gran medida condicionada a reformas estructurales que incentiven inversión, innovación y competitividad.
El equilibrio fiscal, reducción de la desigualdad y calidad de la democracia serán factores determinantes para mantener estabilidad macroeconómica y evitar que la deuda se convierta en una carga insostenible.
En 2025, el mercado laboral mexicano muestra recuperación sostenida con incremento en la tasa de empleo formal, apoyada por programas sociales y crecimiento en sectores como manufactura avanzada, servicios y construcción.
La tasa de desempleo ha disminuido modestamente, pero persisten retos como empleos informales y desigualdad salarial.
Programas gubernamentales y políticas públicas buscan incrementar la capacitación laboral y promover empleo digno con crecimiento salarial, diversificando la oferta laboral.
En resumen, la economía mexicana enfrenta un escenario de crecimiento moderado y consolidación fiscal con riesgos derivados del endeudamiento y la necesidad de mantener los programas sociales para combatir la pobreza. La generación de empleo ha mejorado pero requiere continuar esfuerzos para formalizar y mejorar la calidad del trabajo.
En el primer semestre de 2025 se crearon aproximadamente 848,530 nuevos empleos formales según el IMSS, con un crecimiento mensual promedio de 141,422 empleos formales.
El sector informal fue el que encabezó la creación de empleos, con casi 1,127,000 nuevos puestos en el primer semestre, compensando la pérdida de 278,470 empleos formales.
Los sectores con mayor generación de empleo formal incluyen transporte y comunicaciones, servicios para empresas y hogares, con un fuerte aumento en trabajos independientes y de plataformas digitales, principalmente en Ciudad de México.
En contraste, sectores como construcción y agropecuario mostraron pérdidas de empleo, debido a cambios estructurales y condiciones económicas específicas.
Estudios indican que programas sociales tienen un efecto significativo en la preferencia y comportamiento electoral en México. La mejor referencia lo es el índice de popularidad de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum que tiene una aceptación del 80% entre la población mexicana.
La entrega de beneficios sociales ha sido vinculada con un aumento en la votación favorable hacia Morena, reflejando que la expectativa de mejoras económicas y el respaldo institucional influyen en el voto (Parametría, 2024).
En elecciones previas, se observó que la población beneficiada por programas sociales mostró un mayor apoyo al partido en el gobierno, con un incremento de hasta 4 puntos porcentuales en la preferencia electoral en zonas con mayor cobertura de dichos programas (Fundar, 2010).
El impacto electoral se ha atribuido a factores económicos tangibles más que a variables como seguridad o calidad de gobierno, destacando la importancia de la atención social.
En síntesis, la generación de empleo formal se mantiene con crecimiento, pero con dependencia importante de la informalidad; los programas sociales continúan siendo un factor clave en la movilización del voto y el apoyo político en México.
Comente u opine a:
Maestro en comunicación por la Universidad Iberoamericana, de la cual formó parte del cuerpo académico de la Licenciatura en comunicación, así como de la Universidad Anáhuac, campús norte de la CDMX.
Historias similares
Jorge Ángel Sarquiz ¿la punta del iceberg de la corrupción que imperó en la UPAV?
Sheinbaum, crisis y oportunidad
Nahle: Presiones financieras