La lección de la elección pasada no dejó nada en el acervo formativo del dirigente del PRI en el estado. En sus recorridos para la toma de protesta de nuevos comités municipales, se ha empeñado en alimentar únicamente su ego, privilegiando la promoción de su nombre por encima del partido. Basta con observar la gráfica que ilustra este comentario: sigue la misma tendencia que impuso su presidente nacional “Alito” Moreno, quien, en sus ansias de poder, no logra percatarse de que el PRI está cada vez más debilitado, reducido, y con múltiples “achaques” que lo mantienen en terapia intensiva, aunque sin recibir la atención necesaria. Ni siquiera un “mejoralito” les han dado.
El “Fofo” llegó a la dirigencia sin buscar a los exdirigentes del partido ni a los líderes de los sectores. Tampoco mostró interés en convocar a los inconformes, quienes, ante el silencio proveniente de Ruiz Cortines y Francisco Moreno, decidieron tomar otro rumbo y se han ido “pintando de verde”.
Así que no hay mucho más que decir: los hechos hablan por sí solos, y “Fofo” está destinado a ser recordado como el enterrador del PRI.
Tras este desenlace, tendrán que juntar lo poco que les quede para rendir cuentas ante los organismos de fiscalización electoral, tanto federal como estatal; sin embargo, se comenta que “Fofo” ni siquiera les proporciona viáticos a sus compañeros de la dirigencia estatal, quienes deben cubrir esos gastos con sus propios sueldos. Mientras tanto, los únicos que sí disfrutan de esos beneficios son el propio “Fofo” y la representante de “Alito” en el CDE, Lorena Piñón, quien, por cierto, jamás ha ganado una elección en su lugar natal, San Rafael.
Así están las cosas. Cada vez más militantes acuden a las oficinas del PRI para presentar sus renuncias, aunque estas no se han dado a conocer oficialmente porque a los “dirigentes” no les conviene. Además, quienes se han ido han restado importancia al hecho de dejar de ser priistas.
Solo queda esperar a que, una vez pasada la elección municipal, se publique la esquela mortuoria del PRI y se dé la inevitable salida vergonzosa de los “altos mandos”. Eso sí, desde ahora podemos asegurar que no estarán presentes ni siquiera para recibir el pésame.
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