La Paz, Bolivia.– En una jornada electoral histórica, Bolivia ha dado un giro político sin precedentes al relegar a la izquierda, liderada por el Movimiento al Socialismo (MAS), que gobernó el país durante casi 20 años, a un plano secundario. Los resultados preliminares de las elecciones presidenciales del 17 de agosto confirman que los candidatos de derecha, Rodrigo Paz Pereira (Partido Demócrata Cristiano) y Jorge “Tuto” Quiroga (Alianza Libre), disputarán la segunda vuelta el 19 de octubre, marcando un “batacazo” político que resuena no solo en Bolivia, sino en toda América Latina.
Un revés para la izquierda boliviana
Con el 90% de las actas escrutadas, Rodrigo Paz, un senador de centro-derecha e hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, obtuvo el 32% de los votos, mientras que Tuto Quiroga, expresidente conservador, alcanzó el 27%. Sorprendentemente, Samuel Doria Medina, quien lideraba los sondeos previos, quedó en tercer lugar con un 20,2%, y el candidato de izquierda Andrónico Rodríguez, del partido escindido del MAS, Alianza Popular, se desplomó al cuarto lugar con apenas un 8%. El candidato oficialista del MAS, Eduardo del Castillo, obtuvo un magro 3,14%, reflejando el colapso del partido que dominó la política boliviana desde 2006 bajo el liderazgo de Evo Morales y, posteriormente, Luis Arce.
La izquierda boliviana llegó fracturada a estos comicios, debilitada por luchas internas y la inhabilitación de Evo Morales, quien fue vetado por el Tribunal Constitucional para postularse debido a restricciones constitucionales sobre la reelección. Morales, desde su bastión en el Chapare, llamó al voto nulo, una estrategia que logró un significativo 19% de los sufragios, pero no fue suficiente para evitar el avance de la derecha. Las divisiones entre Morales, Arce y otros líderes progresistas, como Andrónico Rodríguez, fragmentaron el voto de izquierda, dejando al MAS sin un liderazgo claro ni una propuesta cohesionada.
Contexto económico y social
La severa crisis económica que atraviesa Bolivia, con una inflación interanual cercana al 25%, escasez de combustibles y dólares, y un agotamiento de las reservas internacionales, ha sido un factor clave en el rechazo al modelo socialista del MAS. Durante sus dos décadas en el poder, el MAS logró avances sociales, como la reducción de la pobreza, pero también enfrentó críticas por el manejo económico y la polarización política. Los candidatos de derecha, como Paz y Quiroga, capitalizaron este descontento prometiendo estabilidad, apertura económica y un modelo de “capitalismo popular” que resuene con las necesidades de la población.
Un eco en América Latina
El resultado electoral en Bolivia no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia regional donde la derecha ha ganado terreno frente a gobiernos de izquierda. Ejemplos recientes incluyen la victoria del libertario Javier Milei en Argentina y el empresario Daniel Noboa en Ecuador, quienes han capitalizado el descontento con las políticas progresistas. En Bolivia, el ascenso de Rodrigo Paz, un candidato que no figuraba como favorito en los sondeos iniciales, y el resurgimiento de Quiroga, representan un cambio en el tablero político latinoamericano, donde los electores parecen inclinarse hacia propuestas de mercado y alejarse de los modelos populistas de izquierda.
Reacciones y perspectivas
Tras conocerse los resultados, Tuto Quiroga celebró el “triunfo de la democracia” y llamó a superar “20 años de divisiones y muros invisibles”, mientras que el candidato a la vicepresidencia de Paz, Edman Lara, emocionado, destacó la lucha desde la honestidad y la fe. Por su parte, Samuel Doria Medina, aceptando su derrota, ofreció su apoyo a Paz para la segunda vuelta, consolidando un frente de derecha contra cualquier resurgimiento de la izquierda.
Evo Morales, desde el Chapare, insistió en que los comicios carecen de legitimidad y advirtió sobre un posible “retorno neoliberal”. Sin embargo, su influencia parece menguar, y el voto nulo, aunque relevante, no logró alterar el rumbo de la contienda.
Hacia la segunda vuelta
Con una segunda vuelta confirmada, Bolivia se prepara para un enfrentamiento entre dos visiones de derecha: la moderada de Paz, con su propuesta de “platita para todos” y reformas estructurales, y la más radical de Quiroga, enfocada en la reinstitucionalización y la lucha contra la corrupción. Este escenario marca un punto de inflexión para Bolivia y envía un mensaje claro a América Latina: tras dos décadas de hegemonía, la izquierda enfrenta un retroceso significativo, mientras la derecha se posiciona como la fuerza dominante en un contexto de crisis económica y cansancio político.
La jornada electoral transcurrió en calma, con la presencia de observadores de la OEA y la Unión Europea, quienes destacaron la vocación democrática del proceso. Bolivia, con sus vastas reservas de litio y un pueblo hastiado de la polarización, se encuentra en una encrucijada que podría redefinir su futuro político y económico.
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