Varias empresas han cerrado o anunciado el cierre de sus operaciones en México en 2025, impactando a miles de trabajadores y afectando sectores clave como la manufactura y la industria automotriz. Aquí algunos casos relevantes:
Michelin: La empresa fabricante de llantas francesa cerrará su planta en Querétaro a finales de 2025. Esta fábrica cuenta con aproximadamente 480 empleados. La compañía justificó el cierre debido a que la planta quedó tecnológicamente obsoleta y no es competitiva en la producción de llantas más grandes. Michelin ya inició un proceso con los trabajadores para ofrecer indemnización y capacitación para mejorar su empleabilidad.
Nissan: Anunció el cierre de su planta CIVAC en Jiutepec, Morelos, como parte de una reestructuración global. Esta planta emplea alrededor de 2,400 trabajadores. El cierre se realizará entre abril de 2025 y marzo de 2026, y el trabajo de ensamblaje se trasladará a la planta de Aguascalientes. El cierre fue inesperado para los empleados y autoridades locales, y se han planteado programas de apoyo para los trabajadores afectados.
Wrangler: Cerrará sus cuatro plantas en la región de La Laguna, afectando a más de 2,000 trabajadores. Este cierre pondrá fin a 25 años de operaciones en la zona.
Además, se reporta que para 2025 podrían cerrar unos 800,000 establecimientos comerciales pequeños y micro, principalmente por la inflación, la creciente inseguridad (con crimen organizado controlando más del 50% del territorio nacional) y la ausencia de políticas públicas eficaces para apoyar a las MIPyMES (micro, pequeñas y medianas empresas).
El impacto de los aranceles impuestos por Estados Unidos desde agosto de 2025 también ha generado incertidumbre en la industria manufacturera y automotriz, con algunas empresas considerando reducir o trasladar operaciones fuera de México, aunque no todos los casos se han materializado en cierres definitivos.
En resumen, los cierres de operaciones industriales de Michelin, Nissan y Wrangler representan la pérdida directa de alrededor de 4,880 empleos formales, mientras que el cierre masivo de comercios pequeños podría afectar a cientos de miles de personas indirectamente. Las autoridades han planteado programas de apoyo y capacitación para los trabajadores desplazados, pero la situación refleja un escenario económico complejo con retos para la estabilidad del empleo y la producción en el país
Los cierres de empresas como Michelin, Nissan y Wrangler en México tienen un impacto profundo y negativo tanto en las comunidades locales como en la economía de las regiones afectadas:
El Impacto que tendrá en las comunidades el factor más visible lo es la pérdida masiva de empleos formales: El cierre de estas plantas significa la pérdida directa de cerca de 4,880 empleos formales, lo que afecta de manera inmediata a las familias de los trabajadores y reduce su capacidad de consumo y bienestar. Esta pérdida de ingreso familiar también puede generar aumento en la pobreza y la vulnerabilidad social.
La falta de alternativas laborales en las comunidades impactadas puede provocar incrementos en la informalidad, violencia y desintegración social, especialmente en zonas donde la industria es la principal fuente de empleo.
La falta de empleo puede empujar a trabajadores y sus familias a migrar en busca de oportunidades, generando vacíos poblacionales o sobrepoblación en otros centros urbanos, afectando la cohesión social regional.
Impacto en la economía local la contracción económica regional. Las plantas industriales suelen ser motores económicos para sus localidades, generando no solo empleos directos sino también oportunidades indirectas en servicios, comercio y transporte. Su cierre reduce el dinamismo económico y puede provocar cierres de pequeños negocios vinculados.
La reducción en la actividad productiva impacta los ingresos municipales y estatales por impuestos, haciendo más difícil la provisión de servicios públicos y el desarrollo de infraestructura local.
El cierre de plantas emblemáticas puede desalentar futuras inversiones en la región, afectando la imagen y competitividad del área para atraer nuevos proyectos industriales o comerciales.
Al disminuir el gasto de los empleados y la producción local, se afecta la cadena productiva y de servicios relacionados, incrementando el efecto de contracción económica más allá de las empresas cerradas.
Estos impactos reflejan un escenario complejo donde la pérdida de operaciones productivas puede agudizar problemas sociales y económicos locales, especialmente en zonas dependientes de la industria manufacturera. Aunque se han planteado programas gubernamentales de apoyo y capacitación para mitigar estos efectos, la recuperación y diversificación económica de las comunidades afectadas requiere políticas públicas integrales y sostenidas para fomentar empleo, desarrollo regional y estabilidad social.
En síntesis, los cierres de estas empresas no solo afectan a los trabajadores despedidos, sino que generan repercusiones económicas, sociales y de desarrollo en las comunidades, reduciendo la capacidad local para crecer y sostener el bienestar de sus habitantes.
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*Maestro en Comunicación por la Universidad Iberoamericana, de la cual formó parte del claustro académico de la Licenciatura en Comunicación, así como de la Universidad Anáhuac, campús norte de CDMX.
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