Con excepción de Luis Carbonell de la Hoz de Movimiento Ciudadano, todos los dirigentes de los partidos políticos en Veracruz han tenido que hacer verdaderas hazañas de interpretación y movimientos contorsionistas de cifras para dar la idea de que consiguieron buenas cuentas -cuentas alegres- en las pasadas elecciones municipales.
El más estrambótico de todos tuvo que ser Esteban Ramírez Zepeta, el presidente estatal de Morena, el partido oficial, porque quedó muy debajo de la expectativa electoral y de lo que prometió durante las campañas, montado en la soberbia del lopezobradorismo, que ganaba todas las elecciones con el simple conjuro del nombre de su patriarca.
Llegó Zepeta a decir que iban por 160 ayuntamientos, que la elección ya estaba ganada y que la Cuarta Transformación iba a avasallar en Veracruz… y solamente obtuvo once municipios como partido solo y 60 en la coalición con el Partido Verde.
Los ecologistas perdieron plazas importantes, como Tuxpan -la cereza descompuesta del pastel-, y además no fueron tratados con equidad por sus socios mayoritarios, lo que los ha llevado a pensar que perdieron más de lo que obtuvieron con la alianza fatal. Y encima tuvieron que entrarle al juego de las cifras impostadas de los cuitlahuistas, que trataron de esconderle a la Gobernadora su incapacidad electoral y su ambición por el maldito dinero que nada vale… y por el poder perdido.
En el PRI, Adolfo Ramírez Arana fue el que menos tuvo que inflar porque logró mantener a flote al partido que estaba en peligro de perder el registro. Las que parecieran pobres cifras para el partidazo demoledor que era antes, fueron diamantes en bruto que salió a presumir su dirigencia con igual pena que gloria.
El PAN pasó a un desdichado tercer lugar. Desde su medianía, el presidente Federico Salomón Molina no supo cómo explicar seriamente por qué razón perdieron su posición estatal y fueron rebasados ampliamente por los naranjas.
El PT fue esta vez sin coalición y dicen sus líderes estatales que tuvo los mejores resultados de su historia. Bueno, los mejores y también los únicos, porque son y han sido un partido rémora de Morena, una franquicia electoral en la que manda una familia, un negocio fructífero para sus dueños.
Y por eso Movimiento Ciudadano es el único que no tiene que maquillar cifras. Su única función en este momento es disfrutar los triunfos que le dieron los 600 mil electores que votaron por sus candidatos, su nueva posición como segunda fuerza emergente en Veracruz y sus grandes expectativas para las elecciones de 2027 y de 2030.
Luis Carbonell de la Hoz es el único dirigente que no se fue de la boca en las campañas y solamente dijo una verdad que no quisieron creer sus opositores: los naranjas se convirtieron en la mejor alternativa de la oposición para Veracruz y para muchas partes del país.
Dante Delgado Rannauro y Máynez han mostrado su beneplácito por las buenas cuentas que entregó su dirigente estatal, que no se ha sentado a recibir elogios y ya está trabajando en firme para lo que viene… que es muy promisorio.
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