A casi un mes de la polémica e inédita elección judicial, su principal artífice, Arturo Zaldívar, ex ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), se encuentra en el centro de un escándalo tras revelaciones de la investigación #TelevisaLeaks dada a conocer por el portal Aristegui Noticias, de la periodista Carmen Aristegui, la cual tuvo acceso a más de 5 terabytes de comunicaciones internas realizadas entre 2018 y 2024 por directivos y empleados de la televisora de Emilio Azcárraga Jean.
La cantidad de información hackeada es similar a la filtración de Sedena Leaks o lo doble de los Panamá Papers. Se trata de miles de videos, fotos, chats, archivos editables, instrucciones y guiones utilizados en campañas de desprestigio instrumentadas desde las oficinas centrales de la principal televisora mexicana de señal abierta.
La investigación expone cómo, a lo largo de los años, Zaldívar construyó su ascenso en el Poder Judicial federal utilizando una red de bots, campañas sucias y millones de pesos en contratos, todos facilitados por Televisa y la firma Metrics to Index.
Los hechos ocurrieron durante su gestión en la SCJN, donde se destapó que Televisa no solo financió, sino que también diseñó estratégicamente herramientas digitales que impulsaron la popularidad de Zaldívar en redes sociales como Twitter y YouTube.
Con el apoyo de recursos públicos y personal especializado, se demolieron las críticas y se atacó a rivales dentro de la Suprema Corte, activamente manipulando la opinión pública a su favor.
La investigación indica que Zaldívar recibió el apoyo de Televisa a cambio de contratos que suman más de 61 millones de pesos, incluyendo la producción de un controvertido documental titulado “Caníbal”, que aunque financiado con fondos públicos de la SCJN, sus derechos quedaron legalmente bajo reserva de Javier Tejado Dondé, cuando se desempeñaba como vicepresidente de la Oficina de Información de Grupo Televisa, lo que ha planteado preguntas serias sobre la transparencia y la rendición de cuentas en el uso de recursos públicos.
Pero lo más alarmante es que la manipulación estaba orquestada desde un “cuarto de guerra” establecido en las instalaciones de Televisa Chapultepec que era conocido como “Palomar”. De acuerdo con los documentos filtrados muestran que incluso funcionarios de la Suprema Corte operaban clandestinamente desde allí, promoviendo la imagen de Zaldívar y atacando a otros ministros sin pruebas concretas de sus supuestas irregularidades.
A través de cuentas falsas, videos y rumores se buscó desprestigiar a posibles aspirantes a la SCJN, amplificando cifras y propagan un culto a la personalidad de Zaldívar.
Tras dejar la Corte en 2023, Zaldívar actualmente se encuentra en la Coordinación de Política y Gobierno del equipo de la presidenta Claudia Sheinbaum, impulsando una reforma judicial que está en el ojo del huracán.
Este manejo digital y la falta de escrutinio podrían llevar a que el paso de Zaldívar por el Poder Judicial de la Federación se convierta en uno de los mayores escándalos de corrupción y tráfico de influencias en la historia reciente de México.
Con información de Espejo del Poder
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