Ahued y Pozos… LOS ALFILES DE LA REINA  

En el intrincado tablero de ajedrez político, hay piezas que se mueven con la libertad del cálculo y otras con la fuerza de la convicción.

Entre ellas destacan dos alfiles que, aunque comparten la diagonal del poder, lo hacen con estilos diferentes que los definen tanto como los caminos que eligen recorrer.

El primero es mesurado, calculador, frio; se desplaza con precisión quirúrgica. Su mente es un algoritmo político que evalúa cada jugada con la serenidad de quien no se deja afectar por la emoción.

Sabe cuándo avanzar y cuándo retroceder.

No improvisa, planifica (organiza y administra). No se muestra, insinúa.

En su lógica, la política no es una pasión, sino una partida que se gana con inteligencia y visión a largo plazo.

Sostiene que los gobiernos no deben ser de cuotas ni de cuates, sino de gente comprometida con el trabajo y con el servicio.

Es un empresario próspero que no tiene necesidad de manchar su nombre dando paso a la corrupción. Es conciliador, leal y respetuoso de la ley.

Además, no se considera un psiquiatra para responder a ocurrencias de chantajistas de pobreza mental.

El segundo, en cambio, es pragmático, ortodoxo. Cree en las reglas, en los principios establecidos, en el valor de la institucionalidad.

Su movimiento no es fruto del cálculo abstracto, sino de la experiencia concreta.

Habla el lenguaje de los manuales, pero actúa con la destreza de quien ha recorrido los pasillos del poder con los pies bien puestos en la tierra.

Tiene larga trayectoria legislativa y jurídica.

Donde el primero ve estrategia, él ve procedimientos. Donde el otro calcula, él ejecuta.

Y lo más valioso: la presidenta Sheinbaum lo tiene plenamente identificado.

Juntos, forman una dupla que, como los alfiles en el ajedrez, avanzan por caminos distintos pero complementarios.

Cada uno en su color, cada uno en su trazo, pero ambos apuntando hacia el mismo objetivo.

El proceso electoral del próximo mes de junio será el primer reto político para el gobierno y, en consecuencia, para los dos alfiles.

Uno es Ricardo Ahued y, el otro, José Manuel Pozos.

El primero fue dos veces alcalde de Xalapa; el segundo, presidente municipal de Tuxpan.

Rocío Nahle, conoce las dos líneas políticas de sus colaboradores.

¿Pero, resistirán el trote político de la mandataria?