abril 19, 2025

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Bashar Al Assad y su familia se refugian en Rusia; la comunidad internacional teme que el Estado Islámico se apodere de Siria

Decenas de personas ondearon la bandera rebelde siria en las calles de Turquía. Foto: AFP y Reuters.
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El Kremlin confirma haber ofrecido asilo político al mandatario derrocado y a su familia “por razones humanitarias”

Siria.- La abrupta caída del régimen sirio de Bashar al Assad ha dejado una estela de incertidumbre, mientras su exilio en Rusia reconfigura el panorama político de Medio Oriente. Aunque algunos líderes internacionales, como el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ven en este desenlace un acto de justicia y una oportunidad histórica, las complejidades del terreno sugieren que cualquier esperanza de una transición ordenada podría ser ilusoria, especialmente con la amenaza del Estado Islámico (EI) al acecho.

Por su parte, el derrocado presidente sirio Assad y su familia se encuentran en Moscú y han recibido asilo en Rusia, confirman fuentes del Kremlin a las agencias rusas Tass e Interfax.

Las autoridades rusas concedieron al derrocado mandatario y a su familia el asilo político por “motivos humanitarios”, añadieron estas fuentes.

El derrumbe de un régimen histórico

La irrupción de los combatientes rebeldes en Damasco marcó el fin de más de cinco décadas de gobierno de la familia Al Assad, que había sostenido un férreo control sobre Siria; sin embargo, el colapso de este régimen no se dio en el vacío. La erosión del respaldo de sus aliados tradicionales, como Rusia, Irán y Hezbolá, debilitados por conflictos como la guerra en Ucrania y presiones internas, precipitó la caída de Al Assad, quien ahora se encuentra bajo asilo político en Moscú.

En un intento por calmar las tensiones, el primer ministro del gobierno depuesto, Mohammad Ghazi al Jalali, ha propuesto elecciones libres y un periodo de transición; no obstante, los analistas advierten que este llamado podría ser insuficiente para garantizar estabilidad en un país donde el vacío de poder amenaza con dar paso a escenarios de fragmentación y violencia similares al “modelo libio”.

El espectro del Estado Islámico

La situación se complica aún más con la reactivación de células del Estado Islámico. Durante este fin de semana, Estados Unidos intensificó su ofensiva contra el grupo yihadista, lanzando más de 75 ataques aéreos en los últimos días para impedir su reorganización. Por lo anterior, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, advirtió que “lo último que nos faltaba es que el Estado Islámico volviera a explotar en este escenario”.

El general Michael Erik Kurilla, del Comando Central de EE. UU., indicó que los ataques buscan evitar que el EI aproveche la actual crisis para reconstituirse en el centro de Siria. Aun así, la volatilidad del país podría jugar a favor de los yihadistas, que históricamente han florecido en contextos de vacío de poder y desorden.

La caída de Al Assad ha desatado una cascada de movimientos en Medio Oriente. Israel, por ejemplo, declaró roto el histórico acuerdo de separación con Siria y desplegó tropas en la zona desmilitarizada del Golán, mientras que Turquía intensificó sus operaciones contra grupos kurdos en el norte de Siria. Por su parte, Hezbolá, aliado clave de Al Assad, retiró sus últimas fuerzas del territorio sirio, marcando el fin de una era de influencia iraní en el país.

El costo humanitario y el futuro de Siria

Mientras las élites políticas y los actores regionales maniobran para definir el futuro de Siria, las cifras de Naciones Unidas son un recordatorio brutal de la realidad sobre el terreno: más de 16.7 millones de personas enfrentan una crisis alimentaria, y los civiles, como siempre, corren el riesgo de ser las principales víctimas de esta transición incierta.

Con una historia marcada por más de una década de guerra civil, cientos de miles de muertes y una de las mayores crisis de refugiados de la era moderna, el pueblo sirio se enfrenta ahora a un momento crítico. ¿Será este el inicio de una nueva era de paz y reconstrucción o el preludio de un caos aún mayor? Con el Estado Islámico al acecho, las esperanzas de elecciones libres y una transición ordenada podrían ser, al menos por ahora, una meta inalcanzable.

Con información de X.

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