octubre 8, 2025

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En Tijuana, el décimo sexto Foro de Derechos Humanos del Sistema Universitario Jesuita.

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+ El fenómeno migratorio, uno de los grandes signos de nuestro tiempo: Lorena Giacomán Arratia

+ El gran trabajo de Servicio Jesuita a Refugiados México en todo el país.

El 06 y 07 de octubre de este 2025 se llevó a cabo en la IBERO Tijuana el décimo sexto Foro de Derechos Humanos del Sistema Universitario Jesuita. En este encuentro, que tuve oportunidad de seguir de cerca, se plantearon los retos y desafíos de la agenda migratoria en el país. Más allá de las cuentas alegres de las autoridades federales, el tema fue abordado como un “signo de nuestro tiempo”, como parte de una agenda humanitaria.

“El fenómeno migratorio no es sólo un tema en la agenda política ni un apartado en los informes internacionales: es uno de los grandes signos de nuestro tiempo. Son millones de personas que, obligadas por la violencia, la pobreza o la falta de oportunidades, dejan atrás sus hogares buscando condiciones de vida dignas y seguras”, planteó la doctora Lorena Giacomán Arratia, Asistente de Educación de la Compañía de Jesús.

“En la franja norte de México esta realidad es visible, cotidiana y urgente: basta caminar unas cuadras de esta sede para encontrar albergues improvisados, familias en espera de cruzar, rostros marcados por el cansancio y a pesar de todo, sostenidos por la esperanza. No se trata sólo de cifras ni de conceptos abstractos: son rostros concretos, son niñas y niños que sueñan con una escuela segura, madres que huyen de la violencia, jóvenes que buscan trabajo y comunidades enteras que resisten el despojo de su tierra”.

“Son historias de resiliencia y de fe que nos reclaman mirar con compasión y actuar con justicia. La frontera es un espejo que revela nuestras contradicciones y nos exige transformar las estructuras que generan exclusión e injusticia”, indicó.

La Compañía de Jesús, hay que decirlo con claridad, es una institución dentro de la Iglesia Católica, que ha ido más allá, en cuanto al compromiso social se refiere. En Veracruz tuvo una presencia significativa allá por los años 90 y sacerdotes, como David Fernández Dávalos o Alfredo Zepeda González, se dedicaron a mover conciencias lo mismo en Xalapa que en la sierra de Huayacocotla.

Fernández Dávalos fue después director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, rector de la Universidad Iberoamericana sedes Ciudad de México y Puebla, así como del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). En esa época creó en Xalapa el Movimiento de Apoyo a Niños Trabajadores y de la Calle (MATRACA) y su activismo molestó al entonces Secretario de Gobierno Miguel Ángel Yunes Linares, quien le puso marcaje personal.

Lo mismo ocurrió con el padre Alfredo Zepeda, miembro del Proyecto Sierra Norte de Huayacocotla, que acompañó a los pueblos náhuatl, otomí y tepehua, con gran influencia social e ideológica a través de la radio La Voz Campesina. El gobierno de esa época hizo todo lo posible por quitar la concesión radiofónica a la Compañía de Jesús y desmantelar el proyecto que buscaba mejorar la vida de los indígenas, haciéndolos protagonistas de su historia y desarrollo.

“Hoy —añadió la doctora Lorena Giacomán Arratia— nos convoca este foro que se propone como un espacio de diálogo profundo y crítico sobre la migración, una de las realidades más urgentes y estratégicas para México y para el mudo. Es también un lugar de reflexión colectiva, en el que diversas voces y saberes se entrelazan para proponer alternativas que respondan a la urgencia de este momento. La relevancia de reunirnos aquí está en que México es hoy un país de origen, tránsito, destino y retorno de personas migrantes; un punto neurálgico donde se ponen a prueba las políticas públicas, el compromiso social y la capacidad de construir respuestas que pongan en el centro la dignidad humana”.

“En este espacio fortalecemos lazos con quienes comparten nuestra preocupación —instituciones, asociaciones, comunidades y colectivos— porque estamos convencidas y convencidos de que nadie se salva solo. En este encuentro buscamos renovar la misión de nuestras universidades jesuitas: estar al lado de quienes son más vulnerados, acompañar sus luchas y comprometernos con la transformación de las estructuras que generan dolor e injusticia”.

En México, también se dijo ahí, la Compañía de Jesús ha asumido como parte esencial de su misión acompañar a las personas migrantes a través del Servicio Jesuita a Refugiados México, albergues, centros de derechos humanos, redes de incidencia y por supuesto de sus Universidades por medio de instancias como la Comisión Sistémica con Migrantes. 

“Esta Asamblea nos recuerda que no hay defensa de derechos humanos sin defensa de la cultura, la lengua, el territorio y la memoria de los pueblos originarios. Hoy, al reconocerles, también renovamos nuestro compromiso: no basta con aplaudir su lucha, es necesario caminar a su lado, aprender de su sabiduría comunitaria y poner nuestros recursos académicos, técnicos y humanos al servicio de su causa. La estatuilla que entregamos no es sólo un símbolo; es un testimonio de corresponsabilidad y un puente para seguir trabajando juntas y juntos”, concluyó Lorena Giacomán Arratia.

@MValeraH

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