La discusión que inició la semana pasada entre la administración que tiene bajo su responsabilidad Claudia Sheinbaum Pardo y la industria farmacéutica nacional, tiene definitivamente su origen en el nefasto gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Siendo esta importante industria en gran parte mexicana, otra de sus favoritas injustificadamente de sus ataques, aduciendo la “gran corrupción” que existía entre estas empresas y las dependencias gubernamentales, que como en la gran mayoría de los casos de corrupción que sin pruebas acusó, hasta la fecha no ha probado.
Pero lo que hizo y logró, como lamentablemente en otros muchos casos, fue la destrucción de los eficientes sistemas de distribución que existían, sin que haya podido sustituirlos por otros, si no más eficientes, por lo menos por otros iguales, situación en la que involucro a todo el sector salud y hasta organismos de la Naciones Unidas (ONU), sin que hasta la fecha los dos gobiernos de la autollamada cuarta transformación hayan encontrado la solución, porque, ni con la estúpida idea de la megafarmacia, que costó y está costando millones de pesos, se ha logrado por lo menos mitigar el grave problema.
Problema que es tan grave que llevó al gobierno que preside Sheinbaum Pardo, a lanzar un ultimátum a 34 empresas de este importante sector, según informó la Secretaría de Salud por no cumplir con el compromiso de abasto de medicamentos acordado en las licitaciones correspondientes.
Lo que propició, en el ejercicio matutino de comunicación, similar a las desprestigiadas mañaneras de AMLO, que lleva a cabo Sheinbaum Pardo, amenazara a estas empresas con la cancelación de los contratos, pudiendo llegar hasta consecuencias de tipo penal.
Lo que de inmediato propició la respuesta del sector a través de las agrupaciones: Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (Amelaf) y la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canfarma), exigiendo reglas claras en la entrega de los medicamentos, así como también el pago de un adeudo a las compañías del sector por aproximadamente la nada despreciable y módica cantidad de 20 mil millones de pesos.
Así como también la aclaración de que de las 34, solamente 8 son farmacéuticas y las demás solamente distribuidoras, en algunos casos extranjeras, entre las que se encuentra una que está inhabilitada para hacer negocios con el gobierno de México, pero que aún así, se le otorgó un contrato por la dependencia correspondiente.
Como se aprecia en lo narrado y en la realidad, el problema de desabasto de medicamentos que originó AMLO, persiste y no se seba por cuanto tiempo más continuará, ya que todo parece indicar que el esfuerzo que se está haciendo aquí en el Estado de Veracruz con el programa denominado “Camionetitas de la Salud” y a nivel federal con “Las Rutas de la Salud”, no son suficientes para igualar los eficientes sistemas de distribución privados que existían y por tanto el abasto de medicamentos que se necesita a lo largo y ancho del país. Usted qué opina, estimado lector. Hasta el viernes. noti-sigloxxi@hotmail.com (Fech. Púb. Lun. 29-septiembre-25)
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