El huachicol fiscal es la evolución natural del robo en México: antes, se ordeñaban ductos; ahora, se ordeñan “aduanas”. Es más limpio, no huele a gasolina, y lo mejor: casi siempre termina con los mismos resultados: fortunas inexplicables y un sospechoso silencio oficial. ¿Y chivos expiatorios?
Aquí, las perlas del Huachicol Fiscal y sus derivados:
A El huachicol fiscal está tan de moda que Hacienda debería abrir una sucursal en Pemex: “Llene aquí su tanque… de facturas falsas”.
B Con la 4T no hay justicia pronta ni expedita, pero sí muertes rápidas y convenientes.
C AMLO en su momento declaró la guerra al huachicol… y el huachicol se declaró en vacaciones pagadas.
D “Abrazos, no balazos”… salvo que seas marino en práctica de tiro…
E El huachicol fiscal es tan eficiente que refina más dinero que crudo Dos Bocas…
F Se abrieron vacantes en la Marina…
G Cualquier marino muerto en Veracruz habría caído por infarto…
H En este país es más seguro dedicarse al huachicol que denunciarlo: el primero te hace rico; lo segundo, te hace muerto.
I Dicen que los involucrados se “suicidan” solos… claro, con “tanta ayuda oficial” en la mira, hasta el gatillo jala solo.
J México es el único lugar donde el crimen organizado y el desorganizado del gobierno hacen mancuerna…
K El huachicol fiscal es tan seguro, que hasta la familia le entra…
L Ahued en este momento: De la que me salvé!
M El huachicol de antes lo hacían en tambos; ¡huy! Falta que a los involucrados los pongan en el tambo.
N AMLO juraba que no había transa grande sin el visto bueno del Presidente… ¡y cuánta razón tenía!
O Hay que verle el lado bueno al huachicol fiscal… si es tan bueno, ya había que ponerle “Hecho en México”.
P Qué Dos Bocas ni qué ocho cuartos… La verdadera refinería de la 4T está en las aduanas: ahí convierten buques enteros en fajos de billetes.
Q En Estados Unidos, no van por el Pez Gordo del huachicoleo… sino por el Peje Gordo…
Al final, el huachicol fiscal demuestra que en México la corrupción no se extingue, solo se transforma: pasó de la pipa a la factura. Y mientras los discursos oficiales insisten en que “ya no somos iguales”, las arcas públicas sangran con la misma intensidad que antes, solo que ahora el robo viene timbrado con CFDI. Quizá la verdadera Cuarta Transformación no sea política, sino contable: aprendimos a ordeñar al país con calculadora en mano pero con la mira de un Rubio sobre una Morena…
HUACHICOLETAZOS!

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