La porquería ha inundado los rincones más impensables del aparato oficial. Lo dado a conocer por el titular de seguridad nacional, Omar García Harfuch, va mucho más allá de lo que usted podrá imaginarse. Esto, si nuestras autoridades asi lo desean es apenas la punta de la madeja. Es una lloviznita de lo fuerte que está el asunto.
La Marina Armada de México siempre fue ejemplo de honestidad, entrega y transparencia. Su trabajo era incuestionable, diáfano, impoluto en pocas palabras.
Sus mandos no tenían tache alguno, las jerarquías se daban a respetar y jamás permitan, ni cuando menos, una insinuación a la corrupción. En el vecino país del norte a dicha dependencia le tenían mucha más confianza, gozaba de todos los créditos lo que prácticamente la ubicaba en un punto estratégico para operaciones de seguridad, para cuestiones de credibilidad.
Ahora, al ser parte importante en este hilo conductor de una red de trafico ilegal de combustible, todo lo anterior se derrumba, en un dos por tres se cae y junto con ella también merma la confianza que se le tenía.
Aún cuando se le quiera limpiar la imagen o cuando se diga que una golondrina no hace verano lo cierto es que ya pasó a formar parte de lo que es catalogado cómo uno de los aseguramientos más grandes en la historia de nuestro país en lo que refiere al robo y comercialización de hidrocarburos.
De entrada, el vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna, junto con su hermano, un contraalmirante, de nombre Fernando, al cuál aún no lo ha alcanzado el brazo ejecutor de la justicia, ya ha tiznado a tan, otrora, noble institución de seguridad armada en nuestro país. La metástasis alcanzó a vários mandos superiores de tan importante ministerio de defensa.
El tal Andrés Manuel López Obrador debe estarse tragando sus palabras, sí, ese incendiario discurso que pronunció hace casi seis años en Guachochi, Chihuahua.
Pero lo que seguramente lo hace sudar frío es la reacción del vecino país del norte ante este penoso asunto. Eso es lo que le quita el sueño, porque el tabasqueño está seguro, que, en tierras mexicanas, nadie lo va a molestar, jamás será tocado ni con el pétalo de una rosa.
Por otro lado los hombres del dinero, los generadores de empleos, los mismos que mueven la economía nacional, también quedan en entredicho, a ese sector tan importante para el crecimiento de nuestro país, fiel a su estilo y a su costumbre, le ha ganado la ambición. La vieron fácil, quizá confiados en sus relaciones o tal vez en la impunidad que impera en tierras mexicanas se aventaron al ruedo y ahora las consecuencias.
El nombre de cuando menos dos prominentes empresarios veracruzanos sobresalen en la carpeta de investigación y, al parecer, uno de ellos es oriundo de la tierra de María Enriqueta.
Por lo mientras, tanto los hombres del dinero así como también los integrantes de las otras fuerzas de seguridad, deben ir poniendo sus barbas a remojar, la Presidenta Shienbaum Pardo ya lanzó el primer misil.
No habrá impunidad para nadie, sea del rango que sea.
Provecho.
Huachicol – Marina – Empresarios

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