- Tema de policía y de inteligencia pasa a terreno castrense
- Argumento: “detener flujo de drogas que nutren adicciones”
- Refiere las posibles implicaciones en Venezuela y en México
- Washington, mezcla presión con una cooperación efectiva
- “Estamos unidos como dos aliados soberanos”: R. Johnson
- “Seguiremos colaborando con el gobierno de Sheinbaum”
- “Construiremos frente conjunto e inquebrantable con México”
- “Usaremos toda herramienta para proteger nuestros pueblos”
La reciente filtración de que el presidente Donald Trump firmó una directiva secreta que autoriza al Pentágono a actuar militarmente contra cárteles de la droga extranjeros marca un punto de inflexión en la política de seguridad de Estados Unidos.
Lo que tradicionalmente ha sido competencia de agencias policiales y de inteligencia pasa ahora al terreno castrense, respaldado por la designación de varias organizaciones criminales como organizaciones terroristas extranjeras, afirma el politólogo Daniel Zovatto.
El argumento oficial es detener el flujo de fentanilo y otras drogas que alimentan la mayor crisis de adicciones en décadas. Sin embargo -señala-, la medida plantea interrogantes legales, diplomáticos y estratégicos de gran calado: ¿qué cobertura jurídica tendría el uso de fuerza letal fuera de un conflicto bélico aprobado por el Congreso? ¿Cómo reaccionarán los países implicados ante una eventual violación de su soberanía?, pregunta el director y editor de Radar Latam 360.
En este nuevo marco, la Casa Blanca ha doblado a 50 millones de dólares la recompensa por la captura de Nicolás Maduro, acusándolo de liderar el Cártel de los Soles y de colaborar con organizaciones como el Tren de Aragua y el Cártel de Sinaloa. Según Washington, estas redes han estado implicadas en el tráfico de al menos 30 toneladas de cocaína hacia Estados Unidos, refiere en su artículo el director regional para América Latina y el Caribe en el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, y precisa:
La ofensiva combina instrumentos judiciales, financieros y ahora militares. La designación de “narcoterrorista” no es solo retórica: permite perseguir a quienes presten “apoyo material” con umbrales probatorios más bajos y habilita medidas extraterritoriales, desde interdicción marítima hasta cooperación operativa con terceros países.
Zovatto, miembro del Consejo Editorial de la Revista Foreign Affairs en Español, y del Consejo Asesor Internacional del Índice de Gobernabilidad para África de la Fundación Mo Ibrahim, expresa que Maduro ha descartado las acusaciones como “propaganda política”, pero el riesgo para Caracas es real: si la presión militar se materializa, podría producir operaciones selectivas contra redes logísticas o financieras vinculadas a su entorno, dentro y fuera de Venezuela.
Pero sostiene:
El dilema para Maduro es doble: buscar respaldo reforzado de aliados como Rusia, China o Irán, o explorar discretamente canales de negociación que alivien la presión, sostiene el integrante del Consejo Asesor del programa para América Latina del Woodrow Wilson International Center for Scholars.
Quien en Chile, en 2015, se desempeño como Asesor Presidencial contra los conflictos de interés, tráfico de influencias y corrupción, con referencia a México precisa que éste se encuentra en una posición extremadamente delicada, toda vez que seis de los cárteles designados como organizaciones terroristas son mexicanos.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha sido tajante: “no habrá intervención militar de Estados Unidos en México”, y si bien dice que la propuesta se planteó en conversaciones con Washington, asegura que fue rechazada en defensa de la soberanía nacional mexicana.
Aun así -agrega-, la presión es evidente: la crisis del fentanilo y la narrativa de “terrorismo” alimentan la expectativa en Estados Unidos de acciones más contundentes contra los cárteles.
Concluye su bien documentado análisis sosteniendo que tanto Caracas como Ciudad de México deberán calibrar con cuidado sus respuestas: subestimar la determinación de la Casa Blanca podría ser tan costoso como sobrerreaccionar y precipitar un choque frontal. En este nuevo tablero, el margen para la ambigüedad se estrecha. La “militarización selectiva” de la lucha contra el narco marca un antes y un después en la política hemisférica.
Zovato, quien en 2014 EsGlobal de España lo incluyó en su lista de los 50 intelectuales Iberoamericanos más influyentes, acota:
El desenlace dependerá de si Washington logra combinar presión con cooperación efectiva, o si su estrategia termina debilitando, más que reforzando, la seguridad regional (Con información de López-Dórigaa Digital)
Comentarios a vuela pluma
El viernes 8, la Embajada de Estados Unidos dio a conocer una declaración de su titular Ronald Johnson, en donde afirma que EU y México están unidos como dos aliados soberanos para enfrentar a un enemigo común. El texto íntegro, helo a continuación: “Los Estados Unidos y México enfrentan a un enemigo común: los violentos cárteles criminales que envenenan a nuestra gente, amenazan a nuestras comunidades y debilitan la seguridad y la prosperidad de nuestras dos naciones. El presidente Trump lo ha dejado claro, y los líderes en todo nuestro gobierno concuerdan, estas organizaciones no solo son narcotraficantes. Son terroristas que destruyen vidas, corrompen instituciones y mantienen como rehenes del miedo a comunidades enteras. Seguiremos trabajando de manera colaborativa con el gobierno de la presidenta Sheinbaum para confrontar esta amenaza con la seriedad que exige. Como lo ha dicho el secretario Rubio, ‘las tenemos que empezar a tratar como organizaciones terroristas armadas, no sólo como simples organizaciones dedicadas al narcotráfico’. Los cárteles son los que deberían de tener miedo, miedo a la fuerza combinada, la determinación y la resolución de dos naciones soberanas comprometidas con la justicia y con proteger a su gente. Esto no se trata de que los Estados Unidos actúen solos. Se trata de construir un frente conjunto e inquebrantable con México para defender a nuestros ciudadanos, desmantelar las redes de los cárteles y asegurar que las únicas personas que deban temer por su futuro sean aquellas que lucran con el asesinato, la adicción y el caos. Nuestro mensaje es claro: Estamos unidos. Usaremos todas las herramientas a nuestra disposición para proteger a nuestros pueblos, trabajando de forma colaborativa, como dos aliados soberanos. Como lo ha dicho el presidente Trump, nuestra cooperación en la frontera continuará en lo que respecta a todos los aspectos de la seguridad, incluyendo las drogas, la distribución de drogas y la inmigración ilegal a los Estados Unidos”, hasta aquí la declaración del diplomático estadounidense.
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